La campaña presidencial Lindsay/Osorio fue un logro importante del Partido Socialismo y Liberación y un avance en la lucha por el socialismo en los Estados Unidos.
De Burlington, Vermont a Denver, Colorado, de Madison, Wisconsin a Tampa, Florida, y en muchas ciudades y pueblos, la candidata presidencial Peta Lindsay, su compañero de plataforma, Yari Osorio, y cientos de seguidores llevaron a cabo una campaña presidencial única y dinámica.
Aunque las elecciones presidenciales son a nivel nacional, los 50 estados y el Distrito de Columbia tienen diferentes requisitos para que los candidatos puedan estar en la boleta presidencial. A pesar del laberinto de obstáculos que los del “tercer partido” enfrentan, el Partido Socialismo y Liberación entró en la boleta de 13 estados: Arkansas, Colorado, Florida, Iowa, Louisiana, Minnesota, Nueva Jersey, Nueva York, Rhode Island, Utah, Vermont, Washington y Wisconsin.
A través del enorme esfuerzo de los voluntarios que reunieron cerca de 30.000 firmas en cinco semanas, el PSL calificó para la boleta electoral del estado de Nueva York. El PSL fue el único partido socialista en las urnas allí y en otros cinco estados.
Al PSL y a los demás candidatos de partidos terceros se les negó el acceso a los debates y, con pocas excepciones, a la cobertura televisiva.
Pero a pesar del problema de la exclusión antidemocrática y tener que competir con los miles de millones de dólares de fondos corporativos y Superpac de los partidos imperialistas, la campaña de Lindsay/Osorio no obstante llegó a millones de personas.
Al menos 160 estaciones de radio difundieron entre-vistas con los candidatos socialistas. Docenas de diarios, semanales y periódicos universitarios cubrieron la campaña, al igual que muchos sitios web, algunos de los cuales son vistos por cientos de miles de personas.
Los candidatos y sus partidarios hicieron campaña en todos los 13 estados en los que el PSL entró a la boleta electoral y en muchos más, incluyendo Connecticut, Massachusetts, Illinois, Nuevo México y California, y distribuye-ron más de 170.000 tarjetas de mano, folletos, periódicos y declaraciones. Hicieron presentaciones en más de 80 centros comunitarios y clases, y conocieron miles de personas de las cuales cientos firmaron para unirse a la lucha después del 6 de noviembre.
Nuestro programa de 10 puntos
La campaña presidencial popularizó un programa de 10 puntos, que incluyó el mensaje de que el trabajo debería ser un derecho constitucional al igual que los servicios de salud, la educación y la vivienda. Planteó que todos los préstamos estudiantiles se cancelen, y que se declare una suspensión en todas las ejecuciones hipotecarias y los desalojos.
En cuanto a la política exterior, la campaña planteó que en vez de gastar un mil de billónes de dólares al año en el Pentágono para invadir, ocupar e intimidar a otros países, se debería desmantelar la máquina militar.
La brutalidad racista de la policía y la encarcelación deberían terminar, y también los ataques a los derechos de la mujer. Debería haber derechos plenos para todos los inmigrantes e igualdad plena para las personas lesbianas, homosexuales, bisexuales y transexuales. El programa insistió que para salvar el planeta se necesita terminar con el capitalismo.
Un tema central de la campaña fue “tomar los bancos”, que junto con el desmantelamiento del Pentágono, proporcionaría los fondos para satisfacer las necesidades de las personas y proveer reparaciones para las naciones cuya riqueza ha sido sistemáticamente robada por Wall Street.
Una campaña de acción
Mientras cruzaban el país, los candidatos y activistas se unieron a las manifestaciones en contra de la guerra, el racismo, los asesinatos policiales, en defensa de los derechos de las mujeres y mucho más.
En la última semana de la campaña, Lindsay, Osorio y muchos seguidores se unieron a los esfuerzos de ayuda en Nueva Jersey y Nueva York para las víctimas del huracán Sandy y del gobierno que prioriza los intereses de la bolsa de valores antes de las necesidades de la gente.
Dondequiera que los candidatos fueron, expusieron el carácter fraudulento de las elecciones capitalistas, que Wall Street gana sin importar cual partido gane. En cada discurso y entrevista, Lindsay y Osorio resaltaron que es el movimiento de las masas – la lucha en las calles, en los talleres de trabajo, en las escuelas y en las comunidades – lo que trae el cambio verdadero, no las elecciones.
A la misma vez, explicaron que las elecciones capitalistas – en especial las presidenciales – atraen a decenas de millones de gente pobre y obrera. Participar en ellas ofrece una oportunidad única para llegar a ellos con un mensaje diferente, un mensaje honesto, un mensaje socialista, diferente a la política de engaño masivo que domina la política burguesa.
Para un partido obrero, quedarse fuera de las elecciones y simplemente abstenerse a apoyar a un candidato, es carente de principios y es una oportunidad desperdiciada. Tal como los fundadores del socialismo moderno, Karl Marx y Frederick Engels, escribieron en 1850:
“Incluso cuando no hay posibilidad de lograr su elección, los trabajadores deben poner sus propios candidatos para preservar su independencia, para medir su propia fuerza y traer su posición revolucionaria y punto de vista al público. No deben dejarse engañar por las frases vacías de los demócratas, quienes sostienen que los candidatos de los trabajadores dividirán el partido democrático y ofrecer a las fuerzas de la reacción la posibilidad de la victoria. Todos esto significa, en última instancia, que el proletariado será estafado”.
El PSL está orgulloso de su campaña presidencial del 2012, nuestros candidatos trabajadores y elocuentes, al igual que de cada miembro y colaborador que se unió a este tremendo esfuerzo. El final de las elecciones no es el fin de nuestra organización – vamos a seguir preparándonos para las luchas por delante.