Animada por una creciente ola de victorias en las luchas populares—desde el movimiento por la Liberación Negra hasta el movimiento en contra de la guerra en Vietnam—la llamada Segunda Ola del feminismo surgió a finales de la década de 1960 y a comienzos de 1970.
Las mujeres salieron a las calles con fuerza, con marchas masivas e interrupciones de las costumbres machistas. Las mujeres se reunieron con otros grupos de “concientización” donde se discutían las experiencias de la vida cotidiana. En estos grupos, “Lo personal es político” se convirtió en una frase clave en cual las mujeres se dieron cuenta de que el sexismo se expresa en todo, desde que una trabajadora de oficina tiene que hacer el café, a la expectativa de que es la primera persona a cargo del cuidado de los niños en la familia.
A través de este proceso de toma de conciencia, las mujeres comenzaron a identificar los problemas que afectaban a sus vidas. Las mujeres en todos los rincones de la sociedad parecían tener el poder de dar un paso adelante para reclamar sus derechos.
Los medios de comunicación y los políticos capitalistas estaban dispuestos a pintar las feministas como “odiadoras de hombres” con intención de derrocar el orden “natural” de los sexos. Se tergiversó las acciones de las feministas con la acusación mordaz sexista de retratar a las mujeres activistas como sentimentales e irracionales.
Una “revolución cultural”
En esta época, grupos de mujeres comenzaron a establecerse ventro de organizaciones estudiantiles, pro-derechos civiles, sindicales y religiosas. El machismo, los estereotipos de género sexistas, y la exclusión de las mujeres líderes se convirtieron en los temas candentes en una verdadera “revolución cultural” en el interior de las organizaciones existentes en todo el país.
Las mujeres militantes formaron e exigieron, con éxito, al liderazgo conservador masculino el reconocimiento de la Coalición de de Mujeres Sindicalistas (CLUW) dentro de la federación de los trabajadores. Los afroamericanos, las mujeres latinas, los asiáticos y los blancos se unieron en este grupo liderado por mujeres dentro de la AFL-CIO.
Las mujeres, incluso aquellas en los grupos progresistas, fueron etiquetadas como “divisionistas” o incluso de “ayudar al enemigo” al desafiar las rutinas sexistas. Los hombres supuestamente debían hacer la conversación y las mujeres el trabajo administrativo. Sin embargo, estos argumentos fueron arrastrados por las mujeres que no estaban dispuestas a dar un paso atrás.
Las prácticas sexistas, que habían sido cuestionadas incluso dentro de las fuerzas de izquierda y progresistas, son un reflejo de la cultura y las prácticas de la sociedad capitalista.
Fue la determinación y la militancia de las mujeres, desatado por el radicalismo de la época, que rompió la mentalidad del club de hombres sexistas.
La fundación de las organizaciones nacionales
Las feministas liberales y radicales fundaron la Organización Nacional de la Mujer en 1966. NOW (por sus siglas en inglés) tenía entre sus miembros fundadores de la Comisión de Igualdad de Oportunidades, que había estado tratando de hacer cumplir la prohibición de la discriminación sexual ordenada por el Título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964. El enfoque de NOW y otras feministas liberales ha sido siempre el ganar las reformas en la legislación y los tribunales.
En los años 70 se desarrolló el juicio de Roe contra Wade, que fue una victoria importante para los derechos de las mujeres para poder obtener abortos seguros y legales. Al año siguiente, la enmienda Hyde fue aprobada, la misma que prohíbe el uso de fondos federales para pagar por el aborto, efectivamente haciendo que el aborto sea inaccesible para las mujeres que tienen programas de salud patrocinados por fondos federales, como el Medicaid. NOW, y otros grupos liberales protestaron contra la enmienda Hyde, pero esto no fue un enfoque importante de su organización.
Esta falta de atención a las preocupaciones de las mujeres pobres y de clase trabajadora, se convirtió en el centro de la crítica del feminismo de la segunda ola liberal.
Del mismo modo, el feminismo liberal, tardó en ser incluyente de las lesbianas. NOW, fundado por Betty Friedan, trató de distanciar a la organización de lo que ella consideraba la “Amenaza Lavanda”, excluyendo a las pioneras Hijas de Bilitis—un grupo de lesbianas—de la lista de patrocinadores para el primer Congreso que tenía como objetivo unir a las mujeres en 1969.
Las diversas corrientes dentro del feminismo
Las feministas socialistas, influidas por el marxismo y la política revolucionaria, jugó un papel clave en el movimiento de mujeres de la década de 1970. Sin un marco histórico más profundo, estas socialistas argumentaron que sería fácil pensar que los hombres eran los opresores naturales y el sexismo era inevitable. En cambio, los marxistas insistieron en que la opresión de las mujeres está relacionada con el desarrollo de la sociedad de clases. La revolución socialista sienta las bases para la erradicación del sexismo, y la supremacía masculina no es naturaleza humana permanente que se opone a la igualdad y las relaciones de igualdad entre los sexos.
La perspectiva socialista revolucionaria difiere de otras tendencias dentro del movimiento feminista en esta y otras cuestiones fundamentales. Las feministas liberales presentaron la lucha de las mujeres exclusivamente como una de los derechos legales y formales dentro del sistema capitalista.
Otras feministas radicales insistieron en el patriarcado como un sistema cultural permanente, que sólo podría ser poco a poco derrotado mediante la educación y una mejor comprensión. Este punto de vista niega que las mujeres tengan una participación importante en los movimientos revolucionarios contra el capitalismo y el imperialismo. Más específicamente, estas tendencias tienden a descuidar la importancia central de la lucha por la liberación negra y las formas especiales de opresión de las mujeres de color.
La derrota de la Enmienda de Igualdad de Derechos
Las feministas liberales tendían a centrarse en el cabildeo, la aprobación de leyes y la elección de candidatos “pro-mujer” (es decir, demócrata). Una de las principales prioridades de NOW, durante la década de 1970 fue luchar por la aprobación de la Enmienda de Igualdad de Derechos (ERA, por sus siglas en inglés). Originalmente presentado en el Congreso por las feministas de la Primera Ola en 1923, fue aprobada por ambas cámaras del Congreso en 1972 y pasó a las legislaturas estatales para su ratificación.
La aprobación de la enmienda en el Congreso fue un producto de la lucha militante de las mujeres de NOW en los piquetes para perturbar las audiencias del Congreso y las huelgas masivas de mujeres por la Igualdad el 26 de agosto de 1970, que marca el 50 aniversario de la aprobación de la Enmienda 19, en la que las mujeres ganaron el derecho al voto.
Después, la ERA pasó a los estados para su ratificación. Quedó en claro que la enmienda estaba en peligro de no haber sido ratificada por suficientes estados. NOW declaró un “estado de emergencia” e hizo una rueda de prensa completa para asegurar su pasaje. A pesar de la inmensa popularidad de la ERA, estaba claro que los opositores de derecha estaban decididos a no parar hasta ver una falla derrota de la medida en las legislaturas estatales.
Los socialistas, por supuesto, lucharon por el reconocimiento constitucional de la igualdad de las mujeres. Tambén la eliminación de la desigualdad en la condición jurídica de las mujeres es un primer paso fundamental en toda revolución socialista.
Bajo el capitalismo, la aprobación de la era en sí misma no habría logrado la igualdad social o económica de las mujeres. Hubiera proporcionado la base legal para avanzar en la lucha contra la discriminación sexual.
Cuando NOW lanzó todos sus recursos a la ratificación de la ERA, usó todas sus energías fuera de la lucha popular para avanzar en la condición social y económica de las mujeres. La derrota de la enmienda fue visto como una derrota para el movimiento de mujeres en su conjunto, sobre todo porque NOW había apostado todo su prestigio sobre la ratificación.
El espíritu de lucha
En la década de 1970, las mujeres de todo el país entraron en el mundo de la lucha política por primera vez. Ellas conquistaron importantes victorias, cambiaron dramáticamente la conciencia de mucha gente, y provocaron debates críticos acerca de la supremacía masculina en los movimientos populares y la sociedad en general.
Una de las lecciones de la década de 1970 para el movimiento de mujeres es que el progreso viene de la lucha de masas, y no de los políticos. Las mujeres necesitan una revolución social, y por lo tanto deben tratar de construir organizaciones y alianzas con los pobres y de clase trabajadora, hombres y mujeres, con los movimientos de las nacionalidades oprimidas, con el movimiento por la igualdad LGBT, en una lucha unida contra el capitalismo.
Un nuevo movimiento de mujeres vinculado a un nuevo movimiento anticapitalista se está convirtiendo hoy en respuesta a los intentos de la derecha revertir los logros de los últimos 40 años. El mismo espíritu de lucha que caracterizo al movimientó radical de mujeres de 1970 volverá. No vamos a ir para atrás.