Las muertes entre los civiles iraquíes y las tropas estadounidenses están subiendo a sus niveles más altos, aun con la predicción de no otro que el presidente Bush “Que aumentarán más en los meses venideros”. Las encuestas señalan que la opinión pública muestra una abrumadora oposición a la guerra de Irak.
El 24 de mayo, los líderes del partido Demócrata en la cámara de representantes y el senado se unieron con sus contrapartes Republicanas para ampliar através de una propuesta el financiamiento de la escalación de la guerra.
Antes del fin de año, se espera que haya 200.000 tropas estadounidenses en Irak, sin contar los 126.000 “contratistas” quienes muchos de ellos tienen como función la de ser mercenarios de fuerzas.
Conociendo la demanda del presidente Bush, la nueva reforma no tiene ninguna responsabilidad anexada. La legislación lleva una etiqueta de 120 billones de dólares y también pagará por la continuidad de la guerra en Afganistán así como los proyectos favoritos de algunos legisladores.
El voto para expandir el financiamiento de la guerra llegó seis meses después de que los demócratas ganaron la mayoría en ambas cámara de representantes y el senado, una victoria que fue claramente un producto de la creciente oposición de la guerra en Irak.
Pero en lugar de tomar una acción más directa para detener los fondos para el presupuesto de la guerra de Irak los líderes demócratas empezaron una serie de humo y espejo que implicaban “puntos de referencia” y “líneas de tiempo”.
El teatro fue diseñado para hacerlos aparecer como que estaban de hecho intentado ponerle un fin a la guerra. En realidad no era nada sino una mentira desde el comienzo.
Subrayando el carácter despreciable del arreglo del 24 de mayo—y aquellos que lo dirigieron—fue la motivación que estaba detrás de el. La explicación de los líderes demócratas para el acuerdo era talvez menos cruda que la de Bush, de “darles a las tropas su dinero”, pero no menos deshonesto.
La senadora Dianne Feinstein de California, quien también votó por la propuesta, dijo, “Aquí el problema es que las tropas están en peligro y tienen que tener el equipo y apoyo necesario”.
En esta lógica circular y cínica, mientras “Las tropas estén en peligro” los demócratas deben continuar suministrando fondos para tenerlos ahí, matando y muriendo.
La misma sonata “Apoya las tropas” expresó la congresista Louise Slaughter, líder demócrata de Rochester, Nueva York. De hecho, Slaughter, quien dirige el poderoso comité de reglas de la cámara de representantes y quien desempeñó un papel dominante en empujar através del voto la propuesta, tenía un interés muy material en la legislación.
Un artículo publicado el 26 de mayo en el diario Rochester Democrat & Chronicle, dos días después del voto del congreso, describió los siguientes hechos acerca de la propuesta y de una corporación establecida en el distrito donde vive Slaughter: “Dentro de la propuesta del gasto para la guerra de Irak que fue aprobada el jueves anterior hay una cláusula que mantiene un acuerdo con Harris RF Communications Division in Rochester para proveer al ejercito con los sistemas de radio.”
¿Cuantos otros pagos corruptos a corporaciones locales—similares al anterior que ayudaron a facilitar este convenio—existen? Ésta es una pregunta que aún no ha sido contestada.
Nancy Pelosi proclamó después del voto, “Septiembre es el momento de la verdad sobre esta guerra”, Pelosi en otro acto de cinismo difícil de emparejar, ambos ayudaron a dirigir la aprobación del presupuesto de guerra y votaron en contra de el. Su razonamiento para votar “No” es que ella es de San Francisco, uno de los distritos más pacifistas en el país.
Para Pelosi y el putrefacto aparato gubernamental de Washington, otros cuatro meses de guerra en Irak no es problema. En ese lapso del tiempo, decenas de miles de iraquíes y cientos de soldados estadounidenses van a morir.
Decenas de miles serán heridos. Decenas de billones de dólares que pudieran cubrir las necesidades de la gente, aquí y allí, se irán a un agujero de la guerra sin fin.
Los demócratas y los republicanos ambos están comprometidos a colocarse en las elecciones nacionales del 2008 cuando una vez más compitan entre ellos para ver quien gana la administración del estado capital.
Pero a pesar de su avaricia y venalidad innegables la ambición electoral no es la primera fuerza que une a estos dos partidos de gran capital en la edición de la guerra en Irak.
Es la dedicación compartida para imponer la estrategia de la dominación global de la clase predominante imperialista. El control de Irak y de todo el medio oriente, rico en petróleo, es el pilar de su estrategia.
El voto del 24 de mayo debe convencer a todos que el congreso no puede ser un vehículo para el movimiento anti-guerra.