Por todos los atentados cometidos contra los ciudadanos, los principales dirigentes de la Revolución Cubana, el personal cubano en el exterior y sus instalaciones, por la destrucción de otros objetos civiles y ataques piratas, fue enjuiciado el terrorista, y declarado culpable.
Jovenes cubanos marchan en el gran desfile del Primero de Mayo, La Habana, 2007.
Photo: Bill Hackwell
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Y no podía ser otro el dictamen emitido por la juventud cubana en el juicio político. Luego del amplio material probatorio aportado por la acusación y examinado por el Tribunal Antiterrorista sobraron razones para la condena que no solo recayó sobre Luis Faustino Clemente Posada Carriles, sino también sobre el gobierno de los Estados Unidos que ha financiado y apoyado todos sus actos terroristas contra la Revolución cubana.
En esta denuncia la presidenta del tribunal, licenciada Iala Rodríguez Cruz, enumeró todos los hechos probados que demuestran la culpabilidad de Posada Carriles y que reflejan la práctica del terrorismo como un instrumento permanente de la política exterior del gobierno norteamericano.
El extenso pliego da cuenta del tenebroso historial del verdugo, con particular énfasis en su participación directa en la voladura de una aeronave civil cubana en 1976 frente a las costas de Barbados, sabotaje en el que perecieron las 73 personas a bordo, y otros hechos como la serie de atentados contra instalaciones turísticas cubanas en 1997 y 1998, y de no pocos intentos de asesinato del Comandante en Jefe Fidel Castro, algunos tan macabros como el que planeó realizar en el paraninfo de la Universidad de Panamá ante miles de estudiantes, en noviembre del año 2000.
Así recordó cómo hoy, respondiendo a un plan aprobado por el presidente Bush, el gobierno de Estados Unidos lo protege para evitar que revele la información sobre sus antiguas relaciones, compromisos y vínculos en la ejecución de diferentes planes terroristas.
Para ello, la Casa Blanca, de conjunto con la mafia terrorista de Miami, desarrolló maniobras seudolegales para imputarle mínimas infracciones migratorias y torcer el curso del proceso hasta otorgarle plena libertad.
Jovenes cubanos marchan en el gran desfile del Primero de Mayo, La Habana, 2007.
Photo: Bill Hackwell
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Antes de la clausura de este juicio político continuaron presentándose evidencias que prueban la culpabilidad del terrorista y del gobierno norteamericano. El teniente coronel Roberto Hernández Caballero, investigador cubano quien declaró en algunos procesos judiciales realizados en territorio norteamericano, explicó que las evidencias aportadas por Cuba sobre terroristas contra nuestro pueblo han sido desestimadas por la justicia de ese país.
En el juicio a los autores del secuestro en Cuba de un avión para viajar a la Florida, el jurado los declaró inocentes a pesar de que tal acción, claramente probada, se califica como terrorista. Las pruebas de inocencia presentadas en el juicio a Fernando González, Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y René González, quienes finalmente fueron condenados por ayudar a evitar acciones terroristas, también fueron desechadas, ejemplificó Hernández Caballero.
En esa última sesión fue abordado también el caso de Fabio di Celmo, italiano muerto durante la escalada de atentados con bombas, contra instalaciones turísticas cubanas hace diez años.
Giustino di Celmo, padre del joven, expresó que la decisión de liberar a Luis Posada Carriles constituye una burla a la memoria de Fabio y de todas las víctimas del terrorismo, que ha costado la vida de 3 478 personas y ha quebrantado la integridad física de 2 099.
Dirigentes de las organizaciones estudiantiles, juveniles y de pioneros de Cuba, liderados por Julio Martínez, primer secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas, asistieron al juicio político en el tribunal antiterrorista “La juventud acusa a Luis Posada Carriles y al gobierno de los Estados Unidos”, que durante dos días sesionó en La Habana.