Miembros del Partido Socialismo y Liberación se unieron a 10 mil manifestantes en una marcha en Phoenix, Arizona, en oposición al alguacil fascista Joe Arpaio y para demandar derechos plenos para los inmigrantes.
El día sábado 16 de enero, la manifestación comenzó en el parque y marchó cerca de tres millas hacia el Complejo de Prisión Durango, donde Arpaio encarcela a los trabajadores indocumentados y a otros prisioneros en un centro de detención a la intemperie hecho de tiendas de campaña.
Según el canal 5 (CBS), la temperatura dentro de las tiendas de campaña alcanza hasta 150 grados. Los prisioneros en la prisión solamente comen dos veces al día y son obligados a ponerse ropa interior rosada con la finalidad reaccionaria de humillarlos.
Arpaio es el principal líder en proponer y practicar represión estatal en contra de los inmigrantes. Sus medidas represivas han encontrado apoyo de algunos elementos de la clase dominante quienes se benefician de la marginalización y criminalización de los trabajadores indocumentados.
Los ricos hacen que los pobres cargan con el peso de la crisis económica—en forma de desempleo, cortes presupuestales, etc. —y luego convierten a los inmigrantes en chivo expiatorio de todo, desde causantes de la falta de empleo hasta aumento de la criminalidad. Esta división racista tiene el objetivo de fomentar confusión entre los trabajadores sobre el origen de su miseria.
Este fue el ambiente en el cual miles de personas, valientemente, marcharon para repudiar la represión que aumenta contra los trabajadores inmigrantes bajo el pretexto de “cumplir con la ley”. La marcha fue organizada por la organización pro-inmigrante Puente Arizona.
Antes de que la marcha saliera, los miembros del PSL conversaron intensamente con los trabajadores. Líderes sindicalistas y varios voceros de las organizaciones locales hablaron en la concentración y la marcha comenzó en rumbo hacia el complejo carcelario.
En el camino, cientos de trabajadores predominantemente latinos se unieron a nuestras filas. Entre los gritos se escucharon: “Joe Fuera” y “¿Qué queremos? ¡Legalización! ¿Cuándo la queremos? ¡Ahora!”.
La bandera del PSL decía: “Alto a la guerra contra los inmigrantes”. La consigna no fue una exageración retórica. La fuerza policiaca que seguía la manifestación se comportó como un ejército agresor.
La policía obstaculizaba la marcha, más de 20 policías a caballo se colocaron demasiado cerca de los manifestantes poniéndolos en peligro. Decenas de vehículos de la fuerza alguacil estuvieron presentes y durante toda la trayectoria un helicóptero del sheriff siguió la marcha. Las tácticas obvias de intimidación estaban dirigidas a amenazar a aquellos que se atrevieron a movilizarse y protestar.
La brutalidad policiaca refuerza el miedo y las iras
Photo: Carlos Alvarez |
Cuando la manifestación llegó al complejo carcelario, la calle era angosta, creando un efecto de cuello de botella en el gentío. Letreros que nos recordaban la naturaleza del racismo institucionalizado de esta ciudad militarizada colgaban a los extremos de la cárcel. En uno de esos letreros se leía: “Ayude al alguacil Joe Arpaio a combatir la inmigración ilegal. Llame a este número para informar/delatar a los extranjeros ilegales”.
Un policía a caballo atropelló a un manifestante descuidado, de acuerdo a un testigo que habló con el autor. Algunos de los manifestantes salieron en defensa del atropellado y el oficial respondió lanzando gas lacrimógeno contra la gente, entre los cuales había muchos niños.
El humo causó pánico entre los manifestantes quienes retrocedieron temporalmente por miedo a mayores represalias. La gente tosía y se estaba asfixiando, y por lo menos seis manifestantes tuvieron que ser atendidos por otros manifestantes debido a la inhalación e irritación de la pimienta. Uno de ellos era un niño asmático de aproximadamente cinco años. Entre los manifestantes la indignación era evidente.
A cinco manifestantes se los acusó falsamente de haber agredido a un policía, y a dos de ellos se los acusó además de conducta desordenada.
La policía estaba esperando tener la oportunidad de crear un incidente para atacar brutalmente a los manifestantes con la esperanza de enviar el mensaje de advertencia a los manifestantes y hacer retroceder al movimiento. La verdad es que el grado de represión que encaran los inmigrantes en Phoenix no le deja a la comunidad otra alternativa que continuar la lucha. La represión estatal sin dudas intimidará a algunos, pero al mismo tiempo alienta la lucha en otros.
Phoenix y otras ciudades están sentando un precedente de una legislación ultra reaccionaria y alientan la formación de organizaciones fascistas que operan de una manera fuera de la ley. Hablando de Phoenix solamente, existen 17 agrupaciones supremacistas blancas. Arpaio se ha encontrado por el infamo racista, Jay Lasuer, y está apoyando su campaña para alguacil de San Diego.
Nuestra lucha no es únicamente en contra de individuos que dirigen estos actos racistas sino en contra del creciente terrorismo represivo institucionalizado y patrocinado por el estado contra los inmigrantes. Solo los derechos plenos que descriminalizen a los trabajadores indocumentados pondrá un fin a prisiones abominables de 150 grados donde los inmigrantes son enviados por el “crimen” de querer sobrevivir.
Exigimos que se levanten todos los cargos falsos contra los manifestantes de la marcha en defensa de los derechos de los inmigrantes de Phoenix. El PSL brinda su apoyo a nuestras hermanas y a nuestros hermanos inmigrantes y demandamos que se despida al alguacil racista Joe Arpaio y que se ponga un alto a la persecución antiinmigrante.