Declaración del Partido por el Socialismo y Liberación
La incapacidad del Partido Demócrata para responder a las necesidades de la clase trabajadora condujo a la victoria de Donald Trump en las elecciones de 2024. Durante el último año, la administración Biden-Harris ha abrazado el programa político de la derecha y ha dado prioridad a apoyar el ataque genocida de Israel contra el pueblo de Gaza, mientras que el estancamiento de los salarios y el aumento de los precios han creado enormes dificultades y sufrimiento para la clase trabajadora y los pobres en Estados Unidos.
Las elecciones estuvieron marcadas por una fuerte reducción de la participación electoral en comparación con la contienda de 2020. Trump ganó tanto el voto popular al igual que el colegio electoral, pero su número total de votantes aún no es superior al que recibió en 2020. El voto a la candidata del Partido Demócrata sigue siendo 14 millones inferior al que recibió Biden en 2020. ¿Por qué votó menos gente al Partido Demócrata en 2024? ¿Por qué los índices de aprobación de Biden estan en mínimos históricos? Hay varios factores importantes, algunos son explícitamente políticos y otros tienen que ver con el fracaso del Partido Demócrata a la hora de satisfacer las necesidades económicas del pueblo.
Cuando Biden y Harris tomaron posesión de sus cargos en 2021, el Partido Demócrata tenía el control de la Casa Blanca, el Senado y la Cámara de Representantes. No lograron promulgar leyes que protegieran el derecho al aborto o que proporcionaran el alivio económico necesario para las familias de la clase trabajadora. De hecho, destruyeron o cancelaron muchos de esos programas. La administración Biden-Harris también canceló programas vitales de ayuda covid-19 que habían reducido drásticamente la pobreza infantil, proporcionado alivio a las familias de clase trabajadora y mantenido una moratoria sobre los desahucios. La escalada de los precios de los alimentos y el costo de la vivienda han reducido drásticamente la calidad de vida de decenas de millones de personas en Estados Unidos. Sólo el 7% de los votantes se declaró “entusiasmado” con el rumbo del país.
Millones de personas en Estados Unidos han estado en las calles protestando por el apoyo de Biden-Harris al genocidio israelí. En lugar de escuchar estas voces, la administración siguió enviando miles de millones de dólares en bombas para que cayeran sobre el pueblo palestino. La administración Biden-Harris dio prioridad a la guerra sin fin en Ucrania, Gaza, el Líbano y otros lugares. Han estado gastando casi un billón de dólares al año en muerte y destrucción mientras millones de familias en Estados Unidos son diezmadas por huracanes y otras catástrofes climáticas y no pueden acceder a seguros contra inundaciones, seguros contra el viento y otras herramientas necesarias para reconstruir sus hogares y comunidades destruidas. Kamala Harris hizo campaña sin cesar con la derechista republicana Liz Cheney, abrazó al criminal de guerra Dick Cheney, y abrazó una política militar y exterior estadounidense ultra guerrerista. En un intento fallido de ganarse a los republicanos, Harris alienó aún más a los votantes jóvenes y a importantes sectores de la base del Partido Demócrata.
Mientras Trump promovía una histeria vil, anti obrera y racista contra las familias inmigrantes, la campaña de Harris se unió a él, exigiendo una mayor seguridad fronteriza, restricciones a la inmigración e incluso prometiendo seguir construyendo un muro que separe México de Estados Unidos. Harris no hizo ningún esfuerzo por contrarrestar los ataques demonizadores y deshumanizadores contra los trabajadores inmigrantes. Este fracaso permitió que la histeria antiinmigrante creciera y se convirtiera en un factor significativo del atractivo demagógico de Trump.
El fenómeno del voto contra los partidos en el poder es una característica de la política capitalista mundial contemporánea. Los partidos gobernantes han sufrido recientemente reveses y derrotas en el Reino Unido, Francia, Alemania, Japón y otros lugares. La crisis capitalista mundial que comenzó con la pandemia del covid-19 en 2020 ha seguido infligiendo dolor y sufrimiento en todas las economías capitalistas que anteponen la maximización de los beneficios empresariales a las necesidades del pueblo. Así, la crisis a la que se enfrenta la clase trabajadora en Estados Unidos es profundamente similar a la que se está experimentando en todas las economías capitalistas avanzadas. Los políticos y los partidos políticos en el poder están siendo castigados por el electorado, pero el verdadero problema es el propio capitalismo.
Rechazamos el argumento esgrimido por algunos liberales de que la elección de Trump es una simple muestra del atraso reaccionario del pueblo. Esto es falso, y es sólo una forma más de escurrir el bulto por parte de personas que no están dispuestas a asumir el reto de eliminar el capitalismo y construir una sociedad nueva y racional que ponga las necesidades de las personas y el medio ambiente por delante de las corporaciones capitalistas. Numerosas iniciativas electorales progresistas tuvieron éxito incluso en estados donde ganó Trump. Por ejemplo, en los 10 estados en los que el derecho al aborto estaba en la papeleta, en ocho de ellos hubo claras mayorías a favor, con las únicas derrotas en Nebraska y Dakota del Sur, dominados por los conservadores.
El programa de la administración Trump es nada menos que una declaración de guerra contra la clase obrera. El llamado movimiento MAGA es parte de un esfuerzo más amplio y global de la extrema derecha para utilizar el racismo y la xenofobia para dividir a la clase obrera. Sus ataques centrados en los trabajadores inmigrantes están diseñados para ocultar la agenda de un multimillonario para acabar con las reformas sociales y económicas que fueron el resultado de las luchas del movimiento obrero, el movimiento por los derechos civiles, las mujeres, la comunidad LGBTQ y el creciente movimiento para proteger el medio ambiente y salvar el planeta. El dominio sin restricciones de las corporaciones capitalistas es la verdadera agenda. Es urgente construir un nuevo movimiento de masas en defensa de los derechos políticos, económicos y sociales de las personas. Al mismo tiempo, el Partido por el Socialismo y Liberación cree que es fundamental construir un movimiento socialista de masas a nivel nacional para hacer frente al verdadero problema, el sistema capitalista, que es incapaz de satisfacer las necesidades de las personas y es adicto al militarismo y la guerra.