Foto: Las secuelas del huracán Helene en Asheville, Carolina del Norte. Crédito: Wikimedia Commons.
Impulsado por las cálidas aguas del Golfo, resultado directo del cambio climático, el huracán Helene se movió rápidamente tierra adentro, donde arrojó enormes cantidades de lluvia al sur de los Apalaches, causando inundaciones catastróficas y una devastación inimaginable. Se ha confirmado la muerte de más de 200 personas como resultado de la tormenta, y se espera que la cifra de muertos aumente. Cientos siguen desaparecidos. En medio de toda esta devastación, muchas personas no han visto ninguna respuesta gubernamental de parte de la agencia la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (Federal Emergency Management Agency,
FEMA) o de ningún otro organismo de ayuda.
Horas después del azote de la tormenta, voluntarias y voluntarios estaban en los lugares afectados de Florida y Georgia, distribuyendo agua, alimentos, pañales, artículos de limpieza y más.
En San Petersburg, Florida, nos invitaron a recorrer apartamentos inundados, donde personas afectadas compartieron su experiencia con la tormenta y sus consecuencias. Joseph Canady, residente de toda la vida, dijo que nunca había visto inundaciones como esta. “Perdí todo lo que tenía, mi camioneta es pérdida total, todo en mi departamento quedó destruido”. No se cuando podré volver a trabajar… y creo que hay que hacer algo”. Agregó: “Lo único que va a generar cambio es cuándo cambie el gobierno y haga lo que tiene que hacer y ponga el dinero en los lugares correctos”.
Militantes del partido en el sur de los Apalaches respondieron rápidamente a las necesidades del pueblo, desde rescatar y albergar a un extraño que quedó atrapado en las inundaciones hasta organizar reuniones vecinales. Tan pronto como se abrió un camino hacia el este de Tennessee y el oeste de Carolina del Norte, militantes del Partido por el Socialismo y la Liberación (Party for Socialism and Liberation, PSL) de los capítulos vecinos comenzaron a traer suministros y apoyo para ayudar con los esfuerzos de socorro.
Pusimos especial énfasis en traer agua potable, incluso alquilamos un camión de plataforma para entregar más suministros, porque mucha gente estaba desesperada y algunos habían recurrido a beber agua potencialmente dañina de los arroyos cercanos que podía ser peligrosa.
Cody Cogdell, militant del PSL en Asheville, reflexiónó sobre el trabajo de socorro que han estado llevando a cabo:
“La ayuda comunitaria es algo que debemos seguir apoyando, pero es una gota en el balde. Lo que necesitamos es más asistencia gubernamental. Necesitamos asistencia de FEMA. Necesitamos que el gobierno federal dé un paso adelante y haga su trabajo. Sabes, hemos visto un nivel de respuesta, tanto del gobierno federal como del estatal. Pero esa respuesta no ha sido traer ayuda, ha sido traer a la policía. He visto policías de Charlotte, de Louisiana, de Atlanta. Toda esta mano de obra no fue enviada para distribuir suministros, despejar las carreteras o incluso dirigir el tráfico. Se envió para asegurarse de que las personas hambrientas, sedientas y desesperadas no pudieran obtener los suministros que necesitaban. Esos policías y la seguridad privada que vimos vigilando las tiendas de comestibles, podrían haber ayudado a distribuir suministros. Pero eso no es lo que están haciendo”.
Mientras llevamos a cabo este trabajo de socorro, hemos escuchado a docenas de miembros de la comunidad que comparten un sentimiento similar: el gobierno nos ha abandonado. Cuando llega una crisis, la gente pobre y trabajadora es la que sufre.
El modelo de planificación para desastres en Estados Unidos es “sálvese quien pueda”. Antes de Helene, las autoridades declararon advertencias de tormenta y órdenes de evacuación en partes de la región, pero para muchas áreas estas órdenes llegaron demasiado tarde, si es que llegaron. Además, no existen planes centralizados y sistémicos para reubicar temporalmente a las personas en lugares seguros. En cambio, la mayoría de las personas debe depender de sus propios recursos para evacuar; cualquiera que no tenga un automóvil confiable, dinero suficiente para gasolina o algún medio de transporte, no tiene a dónde ir. Desde gastos de viaje hasta pérdida de salarios, el costo de evacuar puede ser enorme, especialmente en un momento de aumento de los precios de la vivienda y los alimentos.
Representantes federales, estatales y locales se han negado a asumir la responsabilidad de la gestión de catástrofes. Además de la evacuación, podrían ofrecer programas para ayudar a los pobres, ancianos y discapacitados con sacos de arena y asistencia para proteger sus hogares. Podrían garantizar que cada hogar tenga suministros adecuados para capear la tormenta. Podrían invertir en una mejor infraestructura para adaptarse a las amenazas de marejadas ciclónicas e inundaciones repentinas; amenazas que solo aumentarán a medida que el clima continúe cambiando. Iniciativas de sentido común como estas son posibles, y ya se llevan a cabo en la Cuba socialista. En vez de adoptar estas medidas, abandonan a las personas vulnerables, insistiendo nuevamente en una mentalidad de supervivencia individual: “¡Las primeras 72 [horas] te tocan a ti!”
Si bien el gobierno ha abandonado a la gente para que se valga por sí misma, el pueblo trabajador como nosotros siempre se une para organizar redes de ayuda mutua. Sin embargo, esta ayuda es solo una pequeña gota en el balde en comparación con la escala de lo que se necesita. ¡El gobierno tiene el poder y los recursos para enfrentar esta crisis, y debe actuar ahora!
De hecho, a medida que se acercaba el huracán Helene, los legisladores permitieron que se recortaran miles de millones de dólares de los fondos para desastres, todo mientras FEMA enfrenta un déficit multimillonario y es incapaz de financiar proyectos de reconstrucción. Estos mismos legisladores pueden generar apoyo bipartidista para enviar miles de millones de dólares a Israel para financiar una campaña de guerra genocida, pero ponen límite en los recursos cuando se trata de ayuda en casos de desastre.
Para colmo de males, algunos funcionarios y políticos están convirtiendo a los inmigrantes solicitantes de asilo en chivos expiatorios por el déficit presupuestario. Esta retórica cansada y racista de dividir y conquistar no funcionará.
En lugar de excusas e inacción, los funcionarios deben financiar completamente a FEMA para cubrir sin demoras los costos de las necesidades de la población. ¡Exigimos asistencia inmediata para garantizar que las personas obtengan agua potable, alimentos, medicinas, refugio y transporte ahora! Esto debe ir acompañado con asistencia a largo plazo para reconstruir completamente nuestras comunidades, incluidas las comunidades rurales que a menudo se olvidan. Y exigimos una acción inmediata e integral sobre el cambio climático, que está alimentando tormentas como estas. ¡Usen el dinero de nuestros impuestos para financiar las necesidades de la gente, no la máquina de guerra!