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La economía y las elecciones: ni los demócratas ni los republicanos atienden las necesidades de la clase trabajadora

Foto: Un trabajador en un almacén de distribución de alimentos. Crédito: Rawpixel / Preston Keres (CC0 1.0 Universal)

Ahora que ya la temporada de convenciones de ambos partidos ha concluido, una cosa queda clara: ninguno de los dos partidos capitalistas tiene una respuesta para la crisis del costo de vida que enfrenta la clase trabajadora. 

Para la clase trabajadora, toda la conversación sobre la inflación, las tasas de interés y la economía plantea preguntas cruciales, principalmente: ¿cómo podemos asegurar un futuro económico en el que los trabajadores puedan prosperar y no meramente sobrevivir? Los dos partidos principales están hablando sobre este tema, pero ninguno de los dos realmente ofrece un cambio significativo. Si bien sus agendas no son las mismas, ninguna habla de la profundidad de la crisis que enfrenta la clase trabajadora ni presenta un plan para remediarla. 

La economía real

Según la Oficina del Censo de EE. UU., 147 millones de personas enfrentan al menos “dificultades menores” para cubrir sus gastos semana a semana, a 37.6 millones les resulta “muy difícil” cubrir sus gastos semana a semana, mientras que 25.1 millones pasaron hambre al menos “en algún momento” durante la última semana. Hay muchas maneras de medir el empleo, y según la Oficina de Estadísticas Laborales de EE. UU., el índice real de desempleo es de alrededor del 16%. 

Los periódicos celebran una disminución en la inflación. En general, la tendencia inflacionaria es a la baja, pero ¿qué significa eso realmente? El costo de la vivienda subió un 5.1% respecto a este mismo momento del año pasado, y la electricidad un 4.9%. La comida en los supermercados ha subido un 2.2% y en los restaurantes 4%. El precio de un galón de leche y una libra de pollo ha subido un 22% desde julio de 2020. Entonces, la inflación parece estar “estabilizándose”, pero solo cuando la medimos en contra de los aumentos astronómicos de los últimos dos años. 

La política capitalista: no hay solución

Kamala Harris y Donald Trump le proponen el mismo plan a la clase trabajadora, que sus salarios subirán y los precios bajarán. Trump no tiene un plan real para abordar la inflación y por lo que sabemos, sus planes resultarían, de hecho, en una reducción de decenas de millones en salarios. Trump está en contra de cualquier forma de control de precios o intento de evitar la manipulación de precios. También está proponiendo aumentos masivos en los aranceles que seguramente redundarán en un incremento de los precios de muchos productos básicos. Más aún, Trump planea reducir significativamente el pago de horas extras y promete recortar significativamente los impuestos de todos. Sin embargo, según los planes elaborados por su futuro equipo asesor, en realidad aumentarían los impuestos para todos los que ganan menos de $44,725, afectando desproporcionadamente a los trabajadores que ya están viviendo de cheque en cheque. 

Harris ha hablado mucho de hacerle frente a las grandes corporaciones. Su “plan”, sin embargo, no aborda realmente el problema. Harris no ha publicado muchos detalles sobre su plan específico para mantener bajos los precios. Por lo que podemos deducir, su plan se reduce a facilitar que el gobierno pueda demandar a empresas individuales por prácticas vagamente definidas de manipulación de precios; dicho plan, podría, en algún momento, quizás años en el futuro, reducir los precios de empresas específicas. 

Además, la campaña Harris-Walz ha declarado que planea seguir muchas de las mismas políticas de la administración Biden-Harris que han probado ser inefectivas para bajar los precios en los últimos años. La vivienda es uno de los mayores costos para las familias trabajadoras y uno de los mayores factores que acrecientan la inflación. Harris ha prometido construir 3 millones de viviendas nuevas durante su mandato. Sin embargo, realmente necesitaríamos entre 4.3 y 7.3 millones de casas nuevas para resolver verdaderamente la crisis de vivienda asequible. 

Harris ha prometido aumentar el salario mínimo federal, pero no ha especificado por cuánto. Actualmente, no hay un escenario en el que el Congreso apruebe un salario mínimo de $15 y “cualquier salario inferior a 15 dólares la hora es insuficiente” para que los trabajadores cubran el costo básico de los bienes y servicios, según el Instituto de Política Económica. Entonces, incluso si Harris saliera electa, el salario mínimo federal seguirá siendo un salario de pobreza bajo su presidencia. 

Desafiando el poder

Ninguno de los partidos puede proporcionar soluciones que satisfagan la magnitud de nuestros problemas, porque ante todo les preocupa proteger el poder capitalista. El capitalismo rampante de Trump al menos es claro, celebrando al gran destructor sindical que es Elon Musk y promoviendo un recorte de impuestos que significará cientos de miles de millones de dólares a favor de las corporaciones y los súper ricos. Harris ha prometido a la criptoindustria que estará “a favor de los negocios”, se ha acercado a algunas de las corporaciones monopolistas más grandes del planeta y ha asegurado a los cabilderos de la industria petrolera que no habrá prohibición de la fracturación hidráulica (fracking). 

Uno de sus asesores principales, Tony West, ha sido el principal abogado de Uber en los esfuerzos de esa empresa por mantener bajos los salarios y beneficios de los conductores, algo en lo que su candidato a vicepresidente, Tim Walz, también ha colaborado con Uber. De hecho, una de las primeras tareas de Harris, una vez que se convirtió en candidata, fue “trabajar para tender puentes hacia el mundo de los negocios”. 

El “mundo de los negocios” es exactamente la causa de la inflación. También es el mundo empresarial el que ha librado una guerra en contra de cualquier aumento del gasto en programas que ayuden a la clase trabajadora y ha luchado incesantemente para asegurarse de que el 1% no pague un centavo más en impuestos. El cabildeo del “mundo empresarial” es la razón por la que Estados Unidos todavía está entre un 23% y un 37% por debajo de su meta para cumplir con las reducciones de emisiones requeridas para 2030 y es también la razón por la que la meta de reducción de emisiones que Biden y Harris han promocionado ni se acerca a lo que se necesitamos para salvar el planeta. Los cabilderos que sirven al “mundo de los negocios” son la razón por la cual Estados Unidos gastará $1.7 billones en el desarrollo de un avión, el F-35, que “no funciona”, y son también los promotores del plan plurianual de $2 billones para construir una nueva generación de armas nucleares, a pesar de que el 61% de las personas apoya la eliminación gradual de muchos de estos sistemas.

Los intereses de los trabajadores se oponen directamente a los intereses de los capitalistas. Los capitalistas solo se enriquecen si los trabajadores se empobrecen. Los capitalistas se enriquecen más si pagan impuestos más bajos y si el gobierno hace menos para apoyar a las familias trabajadoras y regular las prácticas empesariales nocivas. Si piensas que toda la gente se merece un techo sobre sus cabezas, suficiente comida estar saludable, acceso a una buena educación y un trabajo que no te deje en la pobreza al final de tu turno, tus valores están en directa oposición a los valores del 1% que domina este país. 

El socialismo es la respuesta

La economía capitalista no funciona para los trabajadores. Solo cambios masivos en la economía, que 69% de los estadounidenses quieren, y que desafían la idea de que las ganancias corporativas deben prevalecer sobre todas las demás consideraciones puede ayudar a revertir el rumbo y construir una economía que funcione para los trabajadores. 

Lo bueno es que la sociedad ya está parcialmente estructurada para la transformación socialista. Actualmente, el primer 1% de las empresas por ventas representa el 80% de los ingresos de la clase capitalista. Si los trabajadores controlaran solo las 100 corporaciones más grandes, el 0.007% de todas las empresas, controlarían las palancas clave de inversión, producción y distribución. Entonces, en términos prácticos, el mayor obstáculo para una transformación socialista es el grupo relativamente pequeño de capitalistas que controlan la economía. 
La única candidata en las elecciones actuales con este tipo de programa es Claudia De la Cruz y su compañera de fórmula, Karina García. Si queremos un mundo donde los trabajadores vivan con dignidad y prosperen, la evidencia es abrumadora sobre a quién debemos apoyar en las elecciones de 2024.

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