La Patrulla Fronteriza de EE. UU. se embarcó en un enfrentamiento con el Departamento de Seguridad Pública (DPS por sus siglas en inglés) de Texas y la Guardia Nacional por el control del Parque Shelby, un pequeño parque en la usualmente tranquila ciudad de Eagle Pass. Los medios de comunicación de derecha retratan la posición de las autoridades de Texas como una postura heroica de policías y fuerzas estatales bajo la conducción del gobernador Greg Abbott y el fiscal general Ken Paxton. Por su parte, la administración de Biden afirma tener una política fronteriza más humanitaria, a pesar de encarcelar y deportar inmigrantes en números récord durante su administración.
¿Qué está pasando realmente? ¿Es esto la continuación de una maniobra política racista? ¿Es esta una batalla entre las autoridades estatales y federales, una fisura en el poder de la clase dominante, o algo completamente distinto? ¿Qué debería hacer el pueblo trabajador al respecto?
¿Cuál es la naturaleza de la crisis actual en la frontera?
La crisis actual tiene sus raíces en la ocupación del DPS de Eagle Pass que comenzó el año pasado. La ocupación de Eagle Pass es parte de la Operación Estrella Solitaria, un sistema de inmigración paralelo al federal y establecido por Abbott. Este sistema es tan impopular que ha llevado a soldados de la Guardia Nacional involucrados en su aplicación al suicidio. En repetidas ocasiones, las y los residentes han protestado sobre la ocupación y la maniobra fronteriza racista que involucra alambres de púas y sistemas de rejas mortales. Esta maniobra ha tenido consecuencias humanas reales y terribles.
En la noche del 12 de enero, funcionarios mexicanos de inmigración alertaron a la Patrulla Fronteriza de EE. UU. que dos personas estaban en peligro en el lado estadounidense del Río Grande. Los agentes de la Patrulla Fronteriza informaron a las tropas de la Guardia Nacional, quienes respondieron que tenían órdenes de negar el acceso a los agentes de la Patrulla Fronteriza al río. Paxton tiene una versión distinta de los hechos, afirmando que los agentes de la Patrulla Fronteriza “no solicitaron acceso al Parque Shelby para responder a una emergencia, ni informaron a los guardias ni al sargento de que existiera alguna situación de emergencia”. Mientras las fuerzas federales y estatales discutían, las autoridades mexicanas recuperaron los cuerpos de tres víctimas muertas por ahogamiento y rescataron a las dos personas en peligro.
Desde entonces, la Guardia Nacional ha concedido acceso a la Patrulla Fronteriza a patrullar ambos lados de la valla y el muelle en el parque. Esto desencadenó una serie de desafíos legales sobre si el gobierno federal tiene derecho a acceder a todo el parque o a retirar el alambre de púas. El 22 de enero, la Corte Suprema falló por estrecho margen (5-4) a favor del DHS, sosteniendo que la Patrulla Fronteriza debería poder acceder al parque y retirar el alambre de púas.
La decisión llevó a Paxton a insistir en negar la entrada a algunas áreas del parque, haciendo alarde de estar previniendo el “terrorismo”. En Fox News afirmó que Joe Biden “no solo está cooperando, sino que está literalmente en asociación con los carteles [mexicanos]”, y ha afirmado en el pasado que “Hamás” podría infiltrarse a través de la frontera. El actual “enfrentamiento”, como lo ha llamado la prensa de derecha, es sobre el acceso a una parte del parque.
¿Es la política fronteriza federal de Biden proinmigrante?
El gobierno federal bajo Biden tiene el derecho, según la Constitución, de hacer cumplir la política fronteriza. El actual “enfrentamiento” se basa en la afirmación de Abbott de que Biden está persiguiendo una “política fronteriza abierta que es imprudente”. ¿Cuál es la política fronteriza de Biden?
La administración de Biden ha trabajado para continuar con el muro fronterizo de Trump por todos los medios, incluyendo la renuncia a docenas de leyes federales para mantener en marcha el muro. En el 2022 y 2023, las detenciones en la frontera suroeste se dispararon a más de 2 millones por año, más del doble que en cualquier año de la administración Trump. Las deportaciones aumentaron a 142,000 en 2023, casi el doble que el año anterior.
La aplicación de la ley fronteriza de Biden y el gobierno federal refuerzan estos números. Mientras Biden levantó la impopular Ley n. 42, la administración rápidamente implementó una política de deportación de grandes proporciones casi idéntica a la de Trump. Esta es la misma Patrulla Fronteriza racista que utilizó látigos contra refugiados haitianos, y cuyo miembro fuera de servicio linchó a un grupo de inmigrantes en el oeste de Texas, ambas situaciones bajo el mandato de Biden.
Lo que es específico en la política migratoria de la extrema derecha es su retórica explícitamente racista. Mientras los demócratas envuelven sus justificaciones para la violencia de la Patrulla Fronteriza en un lenguaje elevado sobre el estado de derecho, Paxton, Abbott, Trump y la extrema derecha usan abiertamente un lenguaje racista, deshumanizante e incluso genocida. Abbott ha dejado claro la intención homicida de la extrema derecha al describir la situación de las y los refugiados en términos militarizados como “invasión” y “terrorismo”. En una reciente entrevista de radio, él dijo: “lo único que no estamos haciendo es disparar a las personas que cruzan la frontera, porque por supuesto, la administración Biden nos acusaría de asesinato”. Texas recientemente aprobó un proyecto de ley horrible y antiinmigrante tipo “muéstrame tus papeles”, el que, en caso de ser aprobado, permitiría a la policía expandir a todo el estado la violencia racista que se despliega en la frontera.
¿Cuáles son las apuestas en el enfrentamiento?
A pesar del espectáculo de la Guardia Nacional de Texas “enfrentándose” a agentes federales de la Patrulla Fronteriza, y del problema real de una milicia vigilante que se hace llamar “Ejército de Dios” dirigiéndose a la frontera, las apuestas más inmediatas de este enfrentamiento se relacionan con la lucha por el poder dentro del imperialismo estadounidense.
Es indiscutible que, según la ley estadounidense, el gobierno federal, no los gobiernos estatales, tiene el derecho de hacer cumplir la política migratoria. La extrema derecha enmarca esta discusión como un problema de “derechos de los estados”. Abbott reclama el derecho de hacer cumplir la política fronteriza a través de la Operación Estrella Solitaria. Al mismo tiempo, él y otros republicanos afirman que solo están haciendo cumplir la ley debido al supuesto fracaso de Biden al hacerlo.
A pesar de las grandilocuentes afirmaciones de los políticos de Texas, esto no es una cuestión de poder federal versus estatal. Muchas de las mismas figuras políticas republicanas involucradas en esta batalla están afiliadas a los grupos detrás del Proyecto 2025, el que busca expandir el poder ejecutivo federal si Donald Trump es reelegido. Tal como en las eras de la Guerra Civil y los Derechos Civiles, el velo de “derechos de los estados” es una cubierta para impulsar su agenda y ocultar sus verdaderos intereses.
La verdadera razón de este “enfrentamiento” es la división de la clase dominante que ha estado fermentando durante años sobre cómo manejar un imperio en declive. La facción alineada detrás de Abbott y Paxton cree que la clave para manejar el imperio es retroceder en el tiempo en cuanto a derechos democráticos formales, mientras culpabilizan a las minorías nacionales para dividir a los trabajadores. La otra facción “liberal” tiene varias de las mismas opiniones políticas, pero cree que la retórica abiertamente racista de la extrema derecha desestabilizará aún más el imperio.
Ninguna de las facciones se preocupa realmente por los trabajadores de cualquier nacionalidad o situación migratoria. Después de todo, ¿está luchando la Patrulla Fronteriza de Biden para “abrir la frontera”? No, están presionando para mantener la misma represión dura y violenta contra las y los inmigrantes, pero con menos alambre de púas.
Históricamente, en momentos de división de la clase dominante entre gobiernos estatales hiperreaccionarios y gobiernos federales menos reaccionarios, hay cierto precedente para que las masas de trabajadores intervengan y “tomen partido”. Pero estos momentos, como la era de los Derechos Civiles, surgieron solo después de que los pueblos oprimidos se levantaran en movimientos de masas independientes, bien organizados, combativos y listos para luchar bajo las banderas de la liberación. Las concesiones se logran en la lucha. Estas no son concedidas por autoridades benevolentes. Alinearse detrás de cualquiera de los lados en este enfrentamiento fronterizo sería una bofetada para las y los millones de inmigrantes afectados por el régimen que emerge de la aplicación de una ley fronteriza racista, sexista y antiobrera en los EE. UU.
En esta lucha, es necesario rechazar ambas facciones y construir un movimiento de masas independiente, obrero y proinmigrante. Necesitamos rechazar toda la premisa detrás de la “seguridad fronteriza” de EE. UU., que dice que las y los inmigrantes y refugiados son una amenaza para la prosperidad y el bienestar de las y los no inmigrantes. ¡No! ¡La amenaza para la prosperidad viene de los capitalistas que obtienen ganancias récord incluso cuando despiden a las y los trabajadores! La principal amenaza para la vida y el bienestar proviene de los agentes armados del estado: la policía, el ejército y la Patrulla Fronteriza, quienes matan y destruyen para proteger las ganancias mal habidas de las élites adineradas. Solo una clase trabajadora unida, sin compromisos con la clase dominante, en solidaridad mutua y lucha sin descanso por la liberación de todas y todos, puede derrotar a la extrema derecha.