Desde que la Corte Suprema emitió su decisión final de revocar el histórico Roe v. Wade el 24 de junio, cientos de miles de personas han salido a las calles a protestar. Personas de todos los géneros, razas y ocupaciones se han unido para luchar contra este ataque atroz y antidemocrático contra el derecho al aborto y la igualdad de género.
Tras la filtración de un borrador de la decisión a principios de mayo, personas de todo el país se prepararon para lo que sabían que se avecinaba: una pérdida total de las protecciones contra el aborto a nivel federal, dejando los derechos sobre sus propios cuerpos a merced de sus gobiernos estatales. Las fuerzas derechistas se han estado preparando durante mucho tiempo para este momento llenando a los gobiernos locales con legisladores antiabortistas e implementando “leyes de activación” impopulares a nivel estatal que clasifican el aborto como un delito grave una vez que se solidifica el derrocamiento de Roe. En los casi dos meses entre el borrador filtrado y la decisión final, parecía que todos excepto el Partido Demócrata estaban tomando medidas.
Mientras que las masas de personas a favor del aborto comenzaron a organizar recaudaciones de fondos y redes de apoyo para el aborto, la administración de Biden y los líderes del Partido Demócrata han utilizado todas las excusas para evitar tomar medidas, incluyendo negarse a desmantelar el filibustero, un método de obstruccionismo legislativo que les habría permitido codificar el derecho a aborto en ley. Poco cambió después de que se publicó la decisión final. Al sustituir la recaudación de fondos del Comité Nacional del Partido Democrático y mensajes de a “Votar Azul!” en lugar de un liderazgo real, los demócratas rápidamente desencantaron a una base masiva de seguidores.
Las demandas de la gente para la administración de Biden en general se han transformado desde la publicación de la decisión final, pero el principio es en gran medida el mismo: ¡se pueden tomar medidas federales HOY para proteger legalmente el aborto! A través de una acción ejecutiva, Biden podría declarar instantánea y legalmente una emergencia de salud pública, abrir instalaciones federales para ofrecer servicios de aborto y mucho más. Ya ha deliberado sobre estas posibilidades, y muchos senadores y otros miembros del Partido Demócrata lo instan a ponerlas en práctica de inmediato. Pero el presidente ha dejado muy claro que carece de voluntad política para hacer lo correcto.
Incluso a través de estos desmoralizadores y constantes fracasos de liderazgo, la gente valientemente se ha negado a aceptar la pérdida del derecho al aborto. El apoyo público al aborto ha sido consistentemente de alrededor del 60 por ciento, lo que significa que aquellos que están indignados en este momento están en buena compañía. Cada día más personas se dan cuenta de que la Corte Suprema, además de todos los actores políticos que legitiman su decisión, es tremendamente antidemocrática, impopular y misógina.
Y la gente está actuando en consecuencia. El día de la publicación oficial de la decisión, algunas grandes ciudades de los Estados Unidos tenían más de 10.000 manifestantes en las calles. Incluso las pequeñas ciudades y pueblos se presentaron con toda su fuerza y realizaron sus propias manifestaciones. El 24 de junio marcó algunas de las mayores protestas coordinadas en todo el país desde el histórico levantamiento de 2020 en respuesta al asesinato de George Floyd.
Un nuevo y creciente entorno de organizadores en todas partes está refinando sus tácticas y fortaleciendo el movimiento de masas frente al abandono total por parte del gobierno. Los manifestantes en Denver por ejemplo, marcharon para publicar una lista de demandas en la Mansión del Gobernador, incluidos los pedidos de financiación de clínicas de aborto de emergencia. Cuatro días después, el gobernador de Colorado firmó órdenes ejecutivas implementando la mayoría de las demandas de los manifestantes. Los habitantes de Filadelfia exigieron que su ciudad se convirtiera en una “ciudad santuario” para proteger y ayudar a quienes buscan abortar en estados ilegales. Los organizadores en Kansas están trabajando arduamente para defenderse de nuevos ataques contra el aborto en las urnas electorales locales en agosto. National Nurses United, el sindicato de enfermeras más grande, ha pedido la suspensión del filibustero obstruccionista para permitir la aprobación de legislación federal para legalizar el aborto. Todas estas tácticas varían según el estado o la ciudad, pero significan que las personas están energizadas y listas para enfrentar el poder de formas nuevas y efectivas.
Incluso dentro del Partido Demócrata, la mayoría que apoya la justicia reproductiva está haciendo campaña por más y trabajando para reforzar los derechos a nivel estatal. La representante de los EE.UU. Pramila Jayapal de Seattle ha planteado la idea de una huelga de mujeres en torno a este tema, que si realmente pudiera manifestarse, sería un tremendo paso adelante para esta lucha.
Los estados de Nueva York y Washington, donde el aborto ya está protegido por la ley estatal, buscan agregar el aborto como un derecho en sus constituciones. Y los tres estados de la costa oeste, Washington, Oregón y California, formaron un pacto para negarse a extraditar a los proveedores de aborto a los estados que se oponen al aborto. El gobernador de Washington, Jay Inslee, también ordenó a la Patrulla del Estado de Washington que no coopere con los juicios contra el aborto y alentó a las fuerzas del orden público locales a hacer lo mismo. Tales iniciativas deben ser defendidas, apoyadas y emuladas en otros lugares.
Las protestas y manifestaciones siguen ocurriendo diariamente en todo el país. A medida que avanzamos desde el 24 de junio, la cantidad de protestas y asistentes puede estar disminuyendo en algunas áreas, pero eso no significa que la lucha haya terminado. Muchos de los que protestan por primera vez se están involucrando de nuevas maneras, canalizando su energía y pasión hacia organizaciones donde pueden marcar una diferencia duradera. Están construyendo comunidades, coaliciones y redes de ayuda.
Incluso si la administración de Biden no se compromete a proteger a el pueblo trabajador, los defensores del aborto que viven en los Estados Unidos no están solos. Las luchas globales por el derecho al aborto están surgiendo en todas partes, y la gente está ganando. Mirar al movimiento Marea Verde por los derechos reproductivos en América Latina, que acaba de lograr victorias históricas en México, Argentina y Colombia, puede ser una fuente de educación y esperanza.
La lucha por la justicia es una maratón. Pero con un número récord de jóvenes organizadores entrando en la escena, miles de personas que se acercan al cambio revolucionario y la solidaridad global con los trabajadores en todas partes, las probabilidades nunca han mirado más a nuestro favor.