La Corte Suprema de Estados Unidos ha declarado la guerra contra las mujeres y nuestros derechos básicos de controlar nuestros propios cuerpos. Ahora es el momento de contraatacar. Millones de personas saliendo a la calle dejarían claro que sin justicia no puede haber paz.
Un individuo heroico ha filtrado al público la decisión de la Corte Suprema de poner fin al derecho al aborto con revocar la decisión Roe v Wade de 1973 y la decisión posterior de Casey.
Ni la iglesia ni el estado tiene derecho a decir a las mujeres lo que podemos hacer con nuestros propios cuerpos.
La Corte Suprema ha demostrado a lo largo de la historia que es enemiga de la democracia y enemiga de los derechos del pueblo. Defendió la esclavitud como institución legal hasta que la Guerra Civil la puso fin. Hizo del apartheid y la segregación la ley del país en 1896 y hoy intenta acabar con el derecho al aborto que fue la consecuencia del movimiento masivo de millones de mujeres y sus aliados en la década de 1960 y principios de la década de 1970.
La Corte Suprema hoy también está retirando el derecho al voto de la comunidad afroamericana, los derechos humanos de los inmigrantes y los derechos sindicales de los trabajadores. Negó la igualdad en el matrimonio y otros derechos básicos, hasta que el movimiento masivo de la comunidad LGBTQ obligó a la Corte Suprema a cambiar su posición.
La Corte Suprema debe ser abolida. Nueve jueces no elegidos, designados de por vida, no deberían tener la discreción de destripar los derechos de cientos de millones de personas en los Estados Unidos. Esta institución se burla de la noción de una sociedad democrática.
Ahora es el momento de contraatacar. Sólo un movimiento popular de masas puede salvar el derecho al aborto. Ya es tiempo de tomar las calles a lo largo de los Estados Unidos.
Antecedentes de la decisión
En medio de un aluvión de ataques a los derechos reproductivos de las mujeres, la Corte Suprema tiene la intención de anular Roe v Wade.
Esta decisión no ha llegado sin previo aviso. Los estados han atacado continuamente los derechos reproductivos en el período previo a esta votación, incluso a través de la aprobación del infame proyecto de ley SB 8 de Texas. Durante décadas, las fuerzas de derecha han impuesto una prohibición inconcebible del aborto tras otra con la esperanza de provocar la anulación del derecho al aborto.
Esta decisión histórica se avecina en el horizonte con tiempo suficiente para que el Partido Demócrata, que disfruta del control mayoritario tanto del Senado como de los Representantes, haya aprobado la Ley de Protección de la Salud de la Mujer (WHPA). La aprobación de la WHPA hubiera legalizado el aborto de una vez por todas, garantizando el derecho a la mujer elegir por si misma en los Estados Unidos.
El borrador del fallo venidero, que profundiza en la ideología sexista y racista, continúa describiendo el aborto, un componente crucial para la atención médica de las mujeres, como una “controversia nacional enconada”. ¡Esta opinión cruel de un procedimiento de atención médica que a menudo salva vidas es indignante!
En realidad, la mayoría de los estadounidenses siempre han apoyado Roe v Wade. De hecho, una encuesta reciente en 2022 encontró que el 72% de los encuestados se oponía a revocar el fallo. El gobierno de Estados Unidos está muy consciente de este hecho, evidenciado por la cerca que se está construyendo alrededor de la Corte Suprema justo cuando se prepara para una guerra total contra los derechos de las mujeres. Estas estadísticas arrojan una dura luz sobre el hecho de que, a pesar de sus deseos, los derechos reproductivos esenciales de 166 millones de mujeres en los Estados Unidos están en manos de 9 jueces de la Corte Suprema designados de manera antidemocrática, 6 de los cuales son hombres.
Este es un momento de huelga. Está claro que existe un apoyo popular al derecho de las mujeres a elegir, y es aún más claro que nunca podremos garantizar este derecho, a menos que salgamos a la calle. La Corte Suprema elitista amenaza con una guerra a los derechos de las mujeres y la única fuerza capaz de detenerlos es el pueblo de Estados Unidos movilizándonos y organizándonos para defender nuestros derechos.
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