Traducido por Keiti Rubio y Claire Matthews
Mas de 15,000 científicos de 184 países firmaron una carta de advertencia sobre el desastre ecológico inminente e irreversible si la humanidad no cambia de rumbo inmediatamente. La “Advertencia a la Humanidad de Científicos de Todo el Mundo: Segundo Aviso” da seguimiento a una carta publicada inicialmente en 1992 por científicos destacados que abordaba la crisis del cambio climático.
El lanzamiento de la carta coincidió con la Conferencia del Cambio Climático de las Naciones Unidas (UN) que tuvo lugar en Alemania y que manifestó: “Para evitar la miseria generalizada y la pérdida catastrófica de biodiversidad, la humanidad debe practicar una alternativa más sustentable desde el punto de vista ambiental que las empresas como de costumbre. Esta prescripción fue bien articulada por los principales científicos del mundo hace 25 años, pero en la mayoría de los aspectos, no hemos seguido su advertencia. Pronto será demasiado tarde para cambiar el rumbo de nuestra trayectoria fallida, y el tiempo se acaba. Debemos reconocer, en nuestra vida cotidiana y en nuestras instituciones de gobierno, que la Tierra con toda su vida es nuestro único hogar”.
La carta declara que en los últimos 25 años:
· “La cantidad de agua dulce disponible por persona a nivel mundial ha bajado un 26 por ciento”
· “El número de “zonas muertas” en los océanos – lugares donde casi no hay vida debido a la contaminación y a la falta de oxígeno – ha aumentado un 75 por ciento”
· “Se han perdido casi 300 millones de acres de tierras forestales, en su mayoría para dar lugar a terrenos agrícolas”
· “Las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global y las temperaturas promedio han sustentado aumentos significativos”
· “La población ha aumentado un 35 por ciento”
· “El número de mamíferos, reptiles, anfibios, aves y peces en los ecosistemas ha disminuido un 29 por ciento”
De los nueve puntos resumidos en la carta original de 1992, solamente dos – la capa de ozono y, en menor grado, un aumento en la energía renovable – han mejorado mientras que todos los demás han empeorado. Los científicos nos exhortan a observar cómo se abordó el tema de la desaparición de la capa de ozono – con la implementación de una prohibición mundial de los CFCs – como ejemplo de cómo podemos combatir esta crisis, destacando que cuando el mundo colabora, se pueden evitar los desastres.
A pesar de ser cierto, la solución a la crisis climática 25 años más tarde debe ir más allá de la prohibición de un solo compuesto químico. La deforestación, la extinción masiva de las especies, las “zonas muertas” oceánicas, los suministros menguantes de agua dulce, son retos interrelacionados que exigen un cambio radical de la manera en que vivimos. La crisis del cambio climático y todas sus manifestaciones, que se reflejan en un número creciente de inundaciones, incendios forestales, sequías, episodios de tiempo severo, hambrunas, el aumento del nivel del mar… son causados por el sistema económico mundial en que vivimos – el capitalismo.
En el capitalismo podemos exigir reformas, energía renovable, mayores esfuerzos de conservación, protecciones ambientales más estrictas, pero las corporaciones y sus lacayos en el gobierno siempre impondrán obstáculos y retrasarán el progreso. Además, el problema no se limita a las grandes empresas de combustibles fósiles y de otros grandes contaminadores, sino que abarca todo el sistema capitalista, que existe sobre la base de la maximización de ganancias, lo que conlleva a la sobreproducción y el sobre-consumo de recursos.
No se puede seguir fabricando productos no duraderos en un planeta con recursos limitados y con espacio limitado para desechar o reciclar los productos usados. Es mucho lo que se desperdicia en el ciclo de la obsolescencia planeada y la obsolescencia percibida, sobre el cual prospera el capitalismo. Es mucho lo que se produce que aporta poco o ningún beneficio para la humanidad, solo para que unos cientos de multimillonarios puedan enriquecerse y seguir enriqueciéndose aún más.
En el socialismo con una economía socialista planeada, el estado, el cual sería operado por y para el pueblo, y no por una pandilla de millonarios o multimillonarios, consideraría los recursos disponibles y cómo utilizar y distribuir dichos recursos para beneficio de todos y de manera sustentable. En el socialismo, los beneficios a largo plazo para la sociedad son primordiales, en lugar de las ganancias trimestrales de los accionistas capitalistas.
Sobre el asunto de la sobrepoblación como factor determinante del cambio climático en el que hace hincapié la carta, muchos estudios demuestran que el crecimiento poblacional disminuye a medida en que se la sociedad desarrolla y se amplían las oportunidades para la educación y el empleo (97 por ciento del crecimiento poblacional ocurre en los países menos desarrollados). En el socialismo, que cuenta con una visión internacionalista, aquellos que cuentan con tecnología y recursos más avanzados ayudarían a elevar a países en desarrollo, creando un mundo más equitativo, lo cuál contribuiría a la reducción del crecimiento poblacional.
Compartiendo ese mismo espíritu internacionalista, los científicos, expertos tecnológicos, y obreros del mundo unirían fuerzas para compartir los conocimientos y recursos y así mitigar los efectos del cambio climático y crear un camino sustentable hacia el futuro. En lugar de que los científicos trabajen para una sola corporación, ocultando sus hallazgos y desarrollando su investigaciones en secreto para permitir que sus patrones saquen ganancia a través de patentes, todos los descubrimientos y avances tecnológicos serían compartidos. El ejemplo de la Cuba socialista, compartiendo el entrenamiento médico y doctores con otros países nos da una idea de lo que podría lograr el socialismo a nivel mundial.
Posiblemente los escépticos considerarán lo anterior como una utopía, pero este es el mundo por el que el Partido por el Socialismo y la Liberación y otros socialistas revolucionarios luchamos. Sabemos que cuando ya no tengamos que pelear los unos con los otros por las sobras que nos arrojan los capitalistas, la verdadera naturaleza de la humanidad es de cooperación.
El presidente bolivariano Evo Morales, indígena y socialista, dijo “La competencia y la sed de ganancia sin límites del sistema capitalista están destrozando el planeta…. El ‘cambio climático’ ha colocado a toda la humanidad frente a una gran disyuntiva: continuar por el camino del capitalismo y la muerte, o emprender el camino de la armonía con la naturaleza y el respeto a la vida.”
Únase a nosotros en la lucha por el socialismo. Unidos venceremos.