 El solo lugar en Cuba donde torturan a los prisioneros: la Base Naval de Guantánamo ocupada por los EE.UU.
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No hay límites sobre cuán bajo cae el imperialismo y los medios occidentales en sus esfuerzos por desacreditar a la Revolución Cubana. El episodio más reciente de su continua propaganda gira sobre la muerte causada por una huelga de hambre de Orlando Zapata Tamayo, un prisionero cubano de 42 años de edad. Los enemigos de cuba están gritando a toda voz que esta es una “prueba” de los abusos a los derechos humanos en esa nación socialista. Hay que examinar los hechos, antes de tomarlos por verdaderos.
Zapata Tamayo fue tomado prisionero por haber cometido violentos crímenes comunes. A él lo acusaron y lo encerraron por traspaso ilegal (1993), asalto (2000), fraude (2000), y asalto y posesión de una arma puntiaguda (2000), en él cual el utilizo un machete para fracturar el cráneo de otro ciudadano cubano llamado Leonardo Simón. Fue acusado de desorden público en el 2002. Después de haber salido en libertad el 2003, inmediatamente cometió otro crimen violento y fue sentenciado a tres años adicionales en prisión. Se aumentó su sentencia debido a comportamiento agresivo mientras estuvo en prisión. Durante este período, Zapata jamás estuvo en ninguna lista de los llamados prisioneros políticos.
Solamente, mientras estuvo en prisión, Zapata Tamayo adoptó la etiqueta de “prisionero político” y los enemigos de la revolución lo animaron para que realizara una huelga de hambre. Realizó una huelga de hambre para demandar que instalaran una televisión, y una estufa en la celda, y que le dieran un teléfono celular personal. Zapata recibió asistencia médica integral de médicos cubanos. Lo alimentaban mediante vía intravenosa y recibió consejería médica profesional sobre el efecto a su salud que tendría un ayuno prolongado. El ayuno de Zapata Tamayo comenzó el 8 de diciembre del 2009 y murió el 23 de febrero del 2010.
El prisionero recibió cuidados médicos intensivos
Después de su muerte, el programa Mesa Redonda de la televisión cubana dedicó una noche para explicar la atención médica que recibió Zapata, y que era extremadamente improbable que una persona pudiera sobrevivir a una larga huelga de hambre, incluso con la alimentación por vía intravenosa.
Según el Dr. Gimel Martín Sosa del Hospital Nacional de Reclusos, que fue entrevistado en la televisión: “El paciente sufrió una serie de complicaciones inherentes a la inanición prolongada, de estar tanto tiempo sin ingerir ningún alimento.” (Granma, 4 de marzo).
María Esther Hernández, jefe del Departamento de Psicología del Ministerio de Interior en la provincia de Camagüey, añadió: “Le explicamos constantemente las consecuencias de su decisión y el peligro que esto tenía contra su vida, le explicamos otras maneras, otras formas de lidiar con su situación, en busca de otros canales de comunicación, y siempre mantuvo la misma conducta”.
Antes de su muerte, Reina Tamayo, madre de Zapata, declaró que estaba satisfecha con la atención que se proporciona a su hijo por las autoridades médicas. “Pude ver a los médicos que estaban allí antes de entrar, y eran de CIMEQ (Centro de Investigaciones Médico Quirúrgico), los mejores médicos, tratando de salvar su vida …”.
Los doctores cubanos inclusive tenían reservado un riñón en el evento de que el suyo dejara de funcionar. Pero a pesar de todos los esfuerzos, Zapata Tamayo sucumbió debido al daño acumulado ha causa de su huelga de hambre.
Desde la muerte de Zapata, Reina Tamayo ha invertido su intervención anterior, mintiendo que Zapata no recibió atención médica y culpó de su muerte a las autoridades cubanas. El dolor de esta madre ha sido apro-vechado por la contrarrevolución con el fin de tratar de desacreditar a Cuba y fomentar aún más la lucha contra la actividad revolucionaria.
Ramón Saúl Sánchez, el cabecilla terrorista radicado en los Estados Unidos, también mintió que Zapata fue “… maltratado y murió; otro crimen del régimen cubano.” El Departamento de Estado de EE.UU. hizo eco de estos cargos fraudulentos, al afirmar que la muerte de Zapata” pone de manifiesto la injusticia de la explotación de Cuba más de 200 presos políticos que ahora debe ser liberados ya”. Cuando Zapata se estaba muriendo lentamente de hambre auto-infligido, ¿dónde estaban estas personas? ¿Estaban con los mundialmente famosos médicos cubanos que intentaron salvar su vida? No, se estaban frotando las manos presintiendo que un “mártir”, estaba a punto de ser creado para desacreditar a Cuba.
Después, las fuerzas contrarrevolucionarias de Cuba empazaron tratando de capitalizar sobre el suicidio de Zapata, alentando a un contrarrevolucionario llamado Guillermo Fariñas, a que comienzara una huelga de hambre también. Esta es la vigésima tercera huelga de hambre de Fariñas: en una de ellas, que duró ocho meses pidió el acceso a Internet en su casa. Fariñas es un comentarista habitual en la estación del gobierno de EE.UU. de propaganda de Radio Martí, que trata de transmitir ilegalmente a Cuba. El Internet está disponible para todos los cubanos en los lugares públicos, aunque costosa, debido a los limitados recursos de Cuba.
La hipocresía de los derechos humanos
El gobierno de EE.UU., sobre todo, no tiene autoridad para condenar a Cuba por violaciones de los derechos humanos contra los presos. Los EE.UU. tiene la mayor tasa de encarcelamiento en el mundo, por no hablar de numerosos presos políticos—de los Cinco Cubanos, Mumia Abu Jamal, o Leonard Peltier. Los EE.UU. son conocidos por sus prácticas de tortura, tales como el aislamiento prolongado, torturas y asesinatos en las cárceles nacionales y militares, incluyendo a Abu Ghraib y Guantánamo.
El Parlamento Europeo cínica e hipócritamente aprobó una resolución el 10 de marzo de condena a Cuba por la muerte de Zapata. Mientras que países de Europa occidental han salido de su camino para condenar a Cuba, no todos los jefes de Estado han cedido a la contra-presión revolucionaria. El presidente brasileño, Lula da Silva, expresó su respeto por “las decisiones del sistema jurídico cubano”, y agregó: “No creo que una huelga de hambre pueda ser utilizada como un pretexto de los derechos humanos para liberar a una persona”.
El Parlamento de Cuba, la Asamblea Nacional del Poder Popular, respondió con una declaración que decía en parte: “Este lamentable suceso no puede ser utilizado para condenar a Cuba bajo la acusación de que su muerte podría haber sido evitada. Si hay un ámbito en el que nuestro país no necesita defenderse con palabras, porque la realidad es indiscutible, es decir, en su lucha por la vida humana y no sólo para los nacidos en Cuba, sino también en otros sitios. La presencia de médicos cubanos en Haití durante once años antes del terremoto del pasado mes de enero, prácticamente ignorada por la prensa oficial, no es sino un ejemplo de ello.
“Un gran cinismo que está detrás de la condena, por un sinnúmero de vidas, especialmente de los niños, que se han perdido en las naciones pobres, debido a la decisión de los países ricos representados en el Parlamento Europeo para evitar cumplir sus compromisos de ayuda al desarrollo. Todo el mundo sabía que esa decisión fue una sentencia de muerte masiva, sin embargo, optó por mantener el nivel de derroche y ostentación de un consumismo finalmente suicida”.
El presidente cubano, Raúl Castro hizo este punto cuando recordó al mundo: “No hemos torturado a nadie aquí, no hemos llevado a cabo ninguna ejecución extrajudicial. Bueno, aquí en Cuba ha habido torturas, pero que han tenido lugar en la Base Naval de Guantánamo, no en el territorio gobernado por la Revolución”.
Como lo explicó el Parlamento de Cuba, la Asamblea Nacional del Poder Popular: “Los que participaron y / o permitieron el tráfico aéreo de los detenidos, la creación de cárceles ilegales y torturas carecen de moral para juzgar a un pueblo brutalmente hostigado y bloqueado”.
