Desde el 24 de marzo, Irak ha sido la escena de intensa lucha entre las fuerzas militares estadounidenses, el gobierno iraquí títere y el ejército Mahdi, leal al clérigo chiíta Muqtada al-Sadr.
Aun la Zona Verde de Bagdad ya no era segura, indicando la fuerza del ejército Mahdi. Por varios días la grandemente fortificada área en Bagdad, residencia del gobierno iraquí y sus patrones estadounidenses fueron atacados con proyectiles desde la vecindad llamada Ciudad Sadr. Además, hicieron estallar una de las dos principales cañerías petroleras de Basora.
La Alianza Iraquí Unida, el bloque chiíta más grande, rechazó la propuesta de la legislación para negociar un acuerdo. La oficina del primer ministro iraquí Nouri al- Maliki rechazó llamadas para negociar y anunció que las fuerzas gubernamentales no tendrían misericordia de “grupos criminales”.
El 26 de marzo, Maliki dió 72 horas a los “grupos armados” para que depusieran las armas. El comandante militar del ejército Mahdi en Basora, Abu Hassan al-Daraji, respondió: “Nosotros lucharemos y nunca entregaremos nuestras armas. No entregaremos ni una sola bala”.
La ofensiva gubernamental no procedió como se había planeado. Las fuerzas Mahdi tomaron control de muchos vecindarios en Bagdad, algunos sin ninguna resistencia, en medio de grandes deserciones del personal militar del gobierno. En Nueva Bagdad, las fuerzas Mahdi ordenaron a los policías que abandonaran sus puestos de control. Ellos obedecieron, y los combatientes tomaron control.
En los primeros combates, el ejército Mahdi también ganó control del sur de la ciudad de Nassiriya. Habían combates en muchas otras partes donde las fuerzas Mahdi, por lo menos tenían algún control, incluyendo las ciudades de Kerbala, Amara, Diwaniya, Kut y Hilla.
El 25 de marzo, el gobierno empezó una ofensiva contra el ejército Mahdi en Basora, ciudad que estaba mayormente controlada por la milicia. Basora, 340 millas al sureste de Bagdad, es la segunda ciudad más grande de Irak siendo chiíta la major población. El agua y la electricidad fueron cortados en las tres principales áreas atacadas por el ejército iraquí.
Las fuerzas del gobierno progresaron poco en su intento por apoderarse de Basora. Un oficial de una unidad especial de policías dijo: “Algunos de los hombres me dijeron que ellos no querían volver a combatir hasta que tuvieran mejor apoyo y protección”.
Reflexionando este estado de acontecimientos, Maliki extendió las 72 horas anunciadas para el desarme por 10 días hasta el 8 de abril. Miles de personas manifestaron en Bagdad en una marcha organizada por las fuerzas Mahdi, exigiendo al gobierno ponerle final a la ofensiva en Basora.
El 30 de marzo, Sadr llamó a sus combatientes a desalojar las calles. El gobierno iraquí, ansioso por terminar el vergonzoso desplazamiento de su ejército inepto, con agrado aceptó públicamente anunciando el final del toque de queda impuesto en Bagdad.
Falta ver si el acuerdo es duradero. La declaración de Sadr también pide al gobierno que pare las redadas contra sus seguidores y sacarlos de las prisiones. Las luchas pueden resumirse si estas demandas no se cumplen.
¿Sadr: Es amigo o enemigo de Washington?
El ejército Mahdi, estimado a tener 60.000 combatientes, no está bajo un comando rígido de Sadr. Después de la invasión estadounidense la mayoría de la elite política predominantemente chiíta del sur, cooperó con las fuerzas de ocupación. Combatientes de la Brigada Badr, el ala militar del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Irak formó la mayoría de la milicia y la policía iraquí bajo el comando de Estados Unidos.
Por otra parte, las fuerzas de Sadr inicialmente resistieron la ocupación. Washington eventualmente se acordó con Sadr parar la lucha del ejército Mahdi contra la ocupación.
En enero del 2005, las fuerzas de Sadr se unieron a la coalición gobernante en Irak. En febrero del 2006, fue bombardeada Askariya, una de las más sagradas reliquias de los chiíta en Irak, soltándose una serie de matanzas sectariales, especialmente por combatientes chiíta, contra los suni. Muchas de las matanzas las hizo el ejército Mahdi.
A medida que Sadr evitó liderear un fuerte ataque contra las fuerzas ocupantes, los que se beneficiaron de esa tregua fueron los líderes militares estadounidenses. Lo que Washington más temía era la unidad nacional de iraquíes contra los ocupadores.
En ese contexto, el envolvimiento de las fuerzas Mahdi asesinando sunis ayudó a disuadir la formación de fuerzas unidas en contra de la ocupación, sin importar las diferencias étnicas y religiosas.
La tregua siempre había sido incómodo. Tan temprano como en los primeros meses de la ocupación, L. Paúl Bremmer, el más alto oficial estadounidense en Irak, quiso decididamente aniquilar las fuerzas Mahdi. La inmensa popularidad de Sadr evitó que los planificadores militares atacaran con toda fuerza, por temor de una reacción antagonista de la población que esperaban apaciguar.
Para Washington, las fuerzas Mahdi no eran de confiar, no obstante la tregua.
Aunque durante la mayor parte de la ocupación Sadr no ha luchado activamente, él ha consistentemente exigido el retiro inmediato de las fuerzas de ocupación.
Sadr también ha organizado manifestaciones masivas contra los Estados Unidos y no sólo contra la ocupación de Irak. En el verano del 2006, cuando los Estados Unidos apoyó la ofensiva de Israel que mató a miles en el Líbano antes de ser derrotado por Hezbolá, las fuerzas de Sadr organizaron una manifestación de protesta de miles en Bagdad.
Sadr es extremadamente popular con la clase trabajadora y los pobres del sur, igualmente en partes de Bagdad. Como un clérigo menor, Sadr está fuera del control de la élite chiíta, incluyendo al Gran Ayatola Sistani, quien grandemente ha apoyado las fuerzas chiíta, alineadas con los Estados Unidos.
En agosto 2007, Sadr ordenó un cese de fuego unilateral a sus fuerzas, dándole tiempo a su ejército para depurarse de elementos criminales y reagruparse. En febrero 2008 Sadr extendió el cese de fuego por otros seis meses.
Fallándose el ejército iraquí, entra el ejército estadounidense
A pesar del cese de fuego, el ejército Mahdi ejerce un efectivo control en gran parte de Basora y partes de muchas otras ciudades en el sur, igual que en Ciudad Sadr, vecindario de Bagdad.
Para que Washington pueda reducir lo costoso de la presencia militar en Irak, su gobierno títere tiene que ganar control completo del territorio de Irak. La ofensiva contra el ejército Mahdi es lo que los planificadores de Estados Unidos esperan sea un paso hacia ese objetivo.
Al principio de esta ofensiva, Washington evitó la abierta aparición de su involucramiento militar. Si las fuerzas del gobierno títere iraquí hubieran logrado derrotar el ejército Mahdi, hubiera sido una significante victoria para el gobierno “soberano”.
Pero como las fuerzas gubernamentales se mostraron incapaces, los oficiales estadounidenses tuvieron que dejar de fingir que este era un asunto iraquí. El ejército de Estados Unidos se unió a la acción con bombarderos y los aviones artillados AC-130. Como en previos criminales bombardeos, los iraquíes sufrieron muchas muertes.
No es claro si las fuerzas de ocupación y sus aliados iraquíes lograrán dominar las áreas hasta hoy controladas por las fuerzas Mahdi. Sin embargo es claro que las milicias y policías iraquíes entrenadas por Estados Unidos no eran aptas para la tarea.
También es claro que a pesar del éxito relativo de los Estados Unidos en fomentar violencia racial y en romper la unidad de los iraquíes, la vasta mayoría de ellos, chiíta suni y otros, quieren que termine la ocupación de los Estados Unidos. Hacia ese fin muchos de ellos han estado dispuestos a dar su vida.