La pérdida de la propuesta de Chávez de hacer cambios constitucionales en el referéndum del 2 de diciembre, no significa de ninguna manera que la lucha por el socialismo se ha terminado.
Solamente muestra que hay una urgente necesidad de renovar la fuerza para organizar el pueblo para defender lo ganado y construir el Partido Socialista Unificado de Venezuela
(PSUV), basado en la lucha por una revolución socialista.
Es cierto que quienes apoyan la revolución bolivariana han sufrido un reverso; pero lecciones se pueden aprender de esta experiencia que fortifiquen el movimiento.
Es comprensible que los millones de venezolanos que creen en la visión socialista del liderazgo de Chávez estén temporalmente desmoralizados por el fracaso del referéndum.
El hecho de que 5,7 millones de venezolanos hayan firmado para ser miembros del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV), muestra que ellos comparten la visión de organizar la sociedad que satisfaga las necesidades del pueblo.
La pérdida muestra que la lucha de la gente y organizarse es más necesaria que nunca.
Las fuerzas contrarrevolucionarias, envalentonadas por esta estrecha victoria, se ha tirado a la ofensiva.
El imperialismo estadounidense ha proveído decenas de millones de dólares a los grupos de contrarrevolucionarios venezolanos. Esa cantidad seguramente será multiplicada en el período venidero con la intención de revertir los logros bolivarianos adquiridos y para promover la oposición militar, estudiantil, corporativa y trabajadora.
Por ejemplo, el antiguo general Raúl Baduel, quien el 5 de noviembre se unió a la oposición y atacó las reformas propuestas como si fuera un “golpe de estado” está ahora anunciando una campaña para un proceso a “reformar” la constitución bolivariana de 1999.
La denuncia del referendum que hizo Baduel, no fue una sorpresa. Mientras el proceso revolucionario avanza, todavía más personas que antes respaldaban a Chávez inevitablemente se alejarán y se voltearán activamente contra el proceso.
Pero inexcusable traición de las masas fue la acción de grupos pequeños e individuos supuestamente socialistas (son los que tratan de encontrar una “tercera vía” entre revolución y contra-revolución) como Orlando Chirino, del “Movimiento para la construcción de un partido de los trabajadores,” quien urgió el “nulo” del voto, abstención, antes del referéndum, o Heinz Dieterich, un pequeño burgués intelectual quien había propuesto una reconciliación entre Baduel y Chávez.
Estas personas que supuestamente apoyaban la revolución bolivariana y quienes llamaron a votar “no” y a abstenerse sólo ayudó a confundir a quienes respaldan a Chávez. No obstante la posibilidad de diferencia de opinión sobre las reformas propuestas, Chirino y Dieterich jugaron el papel de rompe-huelgas. Pero su traición fue en mucho más grande escala que una lucha sindical, porque es los Estados Unidos que dirige al otro lado.
Los 50,7 por ciento de votos contra las reformas constitucionales no quita validez a los cambios progresistas comprendidos en los 69 artículos de reforma, incluyendo las 6 horas diarias de trabajo, seguro social para el marginado sector de trabajadores informales, prohibición de todo tipo de discriminación y aumentar el poder institucional para las entidades comunitarias locales.
Tampoco significa que la vasta mayoría del pueblo se opone a los cambios.
Los resultados del referéndum indican el hecho de que el socialismo—un nuevo orden sistema social—no puede ser logrado con elecciones solamente.
Por ejemplo, un referéndum proclamando el socialismo tal vez se podría ganar, pero que los capitalistas rindieran pacíficamente su poder y riqueza, es otra cosa.
¿Por qué perdió el referéndum? En términos absolutos, comparado con la abrumadora victoria de Chávez hace un año, la oposición sólo aumentó sus votos como por 100.000.
Por otra parte, alrededor de 2,8 millones de gente que votó por Chávez el año pasado se abstuvieron este año. ¿Qué explica las abstenciones?
Por una parte, la clase capitalista todavía posee instrumentos poderosos que pueden cambiar la opinión pública. Organizan masivas campañas mediáticas, llenas de histéricas mentiras contra el comunismo. Un comunicado de la CIA, descubierto hace unos días antes del referéndum, revela que Washington jugó una parte muy activa en esta campaña. El gobierno de los Estados Unidos ingenió un esfuerzo de destabilización de muchos filos incluyendo falsificación de estadísticas de encuestas, preparando acusaciones de fraude después del referéndum, y potencialmente lanzar un ataque o golpe de estado en los días después del 2 de diciembre.
El recientemente formado PSUV todavía tiene una ala que no es revolucionaria, que en ciertas áreas no lanzó una ofensiva agresiva para contra-arrestar la oposición. Además los capitalistas siguen organizando un sabotaje económico en gran escala, que conduce a la falta de artículos básicos como leche y huevos. El desempleo y la pobreza aún existen a pesar de los muchos avances y movilizaciones hechos por la revolución bolivariana.
La deserción de Baduel y del partido socialdemócrata Podemos, quienes hicieron campaña en contra de las reformas agregó la confusion.
Un largo año de movilización política que busca el mover aceleradamente un país en dirección del socialismo lleva el inevitable riesgo de un alto grado de cansancio, por lo menos en algunos sectores de la clase trabajadora. En todo ese tiempo, el grado de conciencia de las personas invariablemente sube y baja.
De los 4 millones de gente que votó por las 69 reformas, concientemente votaron por el socialismo. Esto por si sólo representa un enorme avance de concientización comparado con hace sólo algunos años. Otros que respaldan a Chávez, indudablemente que sólo movilizarán en nombre del socialismo una vez se haya concretamente proveído remedio a la situación económica.
¿Cómo llegará el Socialismo?
Virtualmente dos poderes existen en Venezuela, con un gobierno revolucionario encabezado por Hugo Chávez, que ha aflojado en control de los capitalistas nacionales y extranjeros.
Con la nacionalización de las reservas petroleras de Venezuela, las compañías petroleras extranjeras perdieron el control de los recursos petroleros que tuvieron por muchos años.
Los que aún están en Venezuela han sido forzados a pagar más al estado por sus derechos.
Los miles de millones de dólares, fondos gubernamentales como resultado de la re-nacionalización petrolera, junto con los cambios legislativos de la pro-Chávez Asamblea Nacional, ha permitido al gobierno bolivariano lanzar grandes cambios en la vida del pueblo.
Ahora la salud es gratis para millones de venezolanos, con la ayuda inmesurable de 14.000 médicos cubanos, la cual ha reemplazado el sistema privado de la industria medical de Venezuela.
Al lado de la educación universitario privada, otra institución del sistema capitalista, ha sido creado 14 universidades populares proveyendo educación gratis. De esta manera cientos de miles de jóvenes de la clase trabajadora y de las comunidades pobres están recibiendo preparación para nuevas oportunidades en obras económicas, sociales y administrativas, en una nueva sociedad revolucionara.
Ha habido bastante progreso en el campo donde los campesinos han movilizado para tomar ventaja de los derechos recién ganados para confiscar tierras ociosas de la oligarquía.
La influencia de los capitalistas ha sido debilitado, pero el tremendo poder todavía queda en manos de la burguesía venezolana.
Todavía mantienen el derecho a la propiedad privada, de ser los dueños de los medios de producción, el derecho de emplear y despedir a los trabajadores, y de cerrar una fábrica. La propiedad privada no se debe confundir con la propiedad personal, la cual incluye el derecho a un hogar. Actualmente los terratenientes siguen con el derecho de despojar a inquilinos de sus casas a la calle.
La presidencia de Chávez y los tremendos logros sociales y económicos del pueblo venezolano han desafiado a los capitalistas y su control del sistema y de la sociedad, pero los capitalistas no han sido derrotado.
La Lucha, no las elecciones pusieron a Chávez en la presidencia!
No obstante la elección de Chávez como presidente en 1998, fue en realidad la lucha abierta que llevó a Chávez a la prominencia. Y fue esta lucha impulsada por él, que lo puso en la presidencia.
Chávez fue llevado a la oficina presidencial por los venezolanos en diciembre de 1998, no porque tuviera dinero o una máquina política que pudiera entregar votos en la forma tradicional de las elecciones burguesas.
No fue porque Chávez previamente se haya desempeñado como diputado o senador o tuviera experiencia electoral, él nunca ocupo un cargo público antes de 1999.
Chávez era un total desconocido para la población, hasta que dos acontecimientos, lo trajeron del anonimato a la popularidad y así pasaron las masas venezolanas a la historia.
Primero, en 1989 “el Caracazo”, que fue una rebelión espontánea formada por decenas de miles de los venezolanos más pobres y oprimidos. Aunque Venezuela es uno de los productores de petróleo mas ricos del mundo, el 80 por ciento del país sufría de pobreza extrema.
En 1989, los pobres tomaron las calles para protestar por la pobreza generalizada del país y al gobierno por el alza de los precios de la comida y la energía. Los militares asesinaron a miles de personas antes de suprimir la sublevación.
El Caracazo fue la respuesta a las condiciones objetivas del país. La lucha llegó primero.
Y es la que ha sostenido el proceso revolucionario hasta la actualidad.
El 4 de febrero del año 1992, Chávez dirigió una rebelión de fuerzas progresistas dentro del militar contra el gobierno derechista de Carlos Andrés Pérez. Aunque el intento fracasó, millones de venezolanos fueron profundamente inspirados por el espíritu luchador de Chávez.
Entonces, la primera victoria electoral de Chávez en 1998, cuando fue elegido presidente, y las siguientes victorias en las urnas, han sido producto de la lucha.
En abril de 2002—con tan sólo tres años de su administración, aún antes de que fueran lanzadas los proyectos conocidos como “misiones”—Chávez fue temporalmente derrocado por elementos dentro del militar. Entonces sí, fueron los cientos de miles de las personas más pobres y explotadas de la sociedad, que espontáneamente salieron a las calles, preparadas para la batalla, quienes restauraron a su presidente.
Yo entrevisté a un joven en 2004, quien dijo, “Venimos de Caricuao, de Catia, de todos los barrios, para rescatar a Chávez. O nos entregaran nuestro presidente, o nos mataran. Y entregaron nuestro presidente.”
Cuando los gerentes petroleros sabotajearon la industria petrolera venezolana, aplazándola desde diciembre del 2002 a febrero del 2003, los trabajadores bolivarianos la rescataron la industria, y apoyaron la expulsión de los saboteadores. Eso no requirió un referendo para justificar sus acciones pero sí triunfaron en tomar control de los recursos petroleros del país.
Los capitalistas no serán derrocados por las elecciones
En una sociedad donde los capitalistas dominan, el socialismo no se logrará por las movilizaciones electorales—no importante cuan populares han sido algunos de los referendos en el pasado.
Mientras no sea expropiada la clase capitalista, continuará movilizando, difundiendo los mitos y mentiras, preparando para una contra-revolución, y sirviendo como cinta transportadora para la agresión imperialista yanqui.
Muchos comentarios dentro de las fuerzas chavistas—en Venezuela y en el extranjero—han sido emitidas en las horas posteriores de la derrota del referéndum. Algunos han aplaudido la “madurez institucional” de las elecciones, y le han asegurado a la derecha que las masas bolivarianas y su liderato, al respetar el resultado, esperan que en el futuro, la oposición también respetaran una futura victoria bolivariana.
Este argumento es profundamente erróneo. La democracia formal es una falsedad utilizada por la propaganda burgués solamente cuando le es útil para desacreditar la revolución. Los revolucionarios no ganan nada al adoptar los argumentos de la contra-revolución. El pueblo trabajador necesita más que nunca una explicación de clase consistente por la cual fracaso el referéndum.
La oposición no está interesada en ninguna clase de democracia. Se ha dado cuenta una y otra vez que su futuro como los explotadores del pueblo venezolano está amenazado.
Ni siquiera está interesada en preservar la democracia burguesa que utilizaba para controlar la sociedad antes de 1999. Si los imperialistas norte-americanos y la derecha logran tener éxito en derrotar al gobierno bolivariano de poder dual, se convertirían inmediatamente en una contra-revolución violenta, para aplastar las organizaciones populares y a los millones de trabajadores que han despertado a la vida política.
Durante el experimento burgués de 48 horas durante el corto golpe en abril del 2002 que derrocó a Chávez, Pedro Carmona presidente de la Cámara de Comercio del país y “presidente” por dos días, anuló la constitución, disolvió la Asamblea Nacional, la Corte Suprema y declaró Ley Marcial. La policía comenzó a detener a todos los que habían sido identificados como chavistas. Si el golpe no hubiera sido derrotado, lo que a continuación hubiera sucedido es que se hubiera desatado una represión severa y los líderes revolucionarios hubieran sido ejecutados.
Todas las pantomimas de democracia hubieran sido abolidas instantáneamente. Esto nos brindo un vistazo a lo que pudiera suceder en Venezuela si la oposición recuperara el poder.
A pesar que la derecha grita que Chávez amenaza la “democracia,” lo que en realidad temen es que una democracia obrera—lo que necesariamente incluye la nacionalización de la economía—se desate ante sus ojos. Le temen a un sistema social que pretende acabar con la explotación, la miseria y la opresión.
La clase dominante norte-americana está determinada en ver que la visión revolucionaria de Chávez y del pueblo no sola mente sea derrotada, si no que aniquilada. El impacto de la lucha revolucionaria de Venezuela, como también la de cuba, está prácticamente alcanzando todos los rincones de Latino América.
Lo que está en juego es la revolución socialista o la represión fascista. Para las masas bolivarianas no puede haber dudas al dar pasos hacia delante.
Fortaleciendo las organizaciones populares y preparar la defensa es crítico. Los peligrosos planes desestabilizadores de EE.UU. recopilados en memorando de la CIA del 20 de noviembre, y puesto en marcha si el referéndum hubiera sido aprobado, son solo el comienzo. No puede haber vacilación o neutralidad para el pueblo de Venezuela.
Es importante reconocer que aunque la revolución ha sufrido un retroceso, no ha sido derrotada, y por eso se puede recuperar y continuar con el proceso revolucionario hacia adelante. Ninguna revolución ha sido completamente exitosa en su camino hacia la victoria; todas han sufrido golpes antes de triunfar.
El 2 de diciembre del 2007 no es como el 11 de septiembre de 1973, cuando EE.UU. dirigió un golpe que físicamente destruyó a las fuerzas progresistas y revolucionarias de Chile.
El deber de todos los progresistas a través del mundo es defender al proceso revolucionario de Venezuela y exigir fin a la intervención de EE.UU.