El 15 de agosto, el presidente Hugo Chávez anunció la propuesta de 33 reformas a la constitución de Venezuela. Las reformas, si son adoptadas, serían otro paso significativo en la marcha de la Revolución Bolivariana “hacia el socialismo del siglo 21”.
Entre las reformas propuestas están las siguientes: (1) Poner el Banco Central, que ahora es independiente, bajo control del gobierno; (2) Dar al gobierno más autoridad para expropiar propiedades privadas; (3) Fortalecer los concilios comunales con más recursos y autoridad; (4) Asignar poder constitucional a la milicia popular; (5) Cambiar el período presidencial de seis a siete años y eliminar el límite del plazo presidencial; (6) Reducir las horas diarias de trabajo de 8 a 6 horas; (7) Implementar programas que promuevan la igualdad para la gente indígena y gente de descendencia africana.
Parte muy importante de las reformas es la designación de los concilios comunales como pilar del gobierno, junto a los poderes del estado, ejecutivo, legislativo y judicial. Los concilios comunales son organizaciones populares que han ido creciendo en todo el país con el apoyo del gobierno desde el principio del año 2006.
Estas organizaciones populares, que ahora son más de 20.000, han sido imprescindibles para incorporar las masas en la Revolución Bolivariana.
Las reformas propuestas designarán a los concilios comunales como “el núcleo básico del estado socialista”, asegurando de que sus autoridades administren directamente las necesidades de sus comunidades con fondos por mandato directamente del presupuesto nacional.
Chávez se refiere a esta restructuración política-territorial como “la nueva geometría de poder”, el que dará poder a las comunidades organizadas y avanzará la participación ciudadana y la propiedad social. “La soberanía descansa en el pueblo”, dice Chávez, “y se debe de ejercer directamente através de órganos de poder popular”.
Chávez enfatizó que la restructuración es un paso revolucionario hacia el rompimiento de las viejas estructuras oligarcas de la sociedad. “Si nosotros no cambiamos la superestructura, la vieja superestructura nos vencerá”, dijo.
Las reformas además avanzarán el desarrollo de la propiedad pública, social y colectiva. La actual constitución establece que cualquier propiedad puede ser expropiada para una causa justa—el bienestar del pueblo—dando una compensación adecuada. Las reformas quitarán la restricción de necesitar una orden de la corte para poder hacerlo.
Venezuela ha nacionalizado sus campos petróleros, igualmente las industrias de electricidad y telecomunicaciones. Al mismo tiempo, no obstante, Chávez asegura a los críticos de que la propiedad privada continúa protegida por la constitución.
La nueva milicia, llamada la Milicia Popular Bolivariana, compuesta de decenas de miles de civiles en entrenamiento para defender el proceso revolucionario al lado de las fuerzas militares, reemplazarán las reservas actuales. Las fuerzas militares venezolanas serán redefinidas como patrióticas y anti-imperialistas.
Además del mandato de las seis horas de trabajo diarias, entre las medidas propuestas se creará un Fondo de Estabilidad Social para trabajadores que trabajan por cuenta propia, y así garantizarles los mismos derechos que los otros trabajadores, como pensión de jubilación, vacación pagada y ausencia pagada prenatal y pos-natal.
Ignorando la amplitud de las reformas, líderes de la oposición y críticos se enfocan solamente en la propuesta de eliminar los límites del mandato presidencial, acusando a Chávez de organizar un golpe de estado que le permita a él ser “reelegido por vida”.
Chávez respondió, señalando que muchos países de Europa no tienen límite del mandato tampoco. “Ellos están haciendo el gran escándalo porque aquí estamos proponiendo que la gente decida sobre algo que ha existido en Europa por siglos”, dijo.
“Aquí si se quiere cambiar una simple coma en la constitución, no puede hacerse sin la aprobación del pueblo en un referendo nacional. Es el pueblo el que manda aquí.
“Quisiera que en Europa hicieran lo mismo. Quisiera que ellos consultaran al pueblo sobre el sistema político y económico allá”, dijo Chávez.
“Algunas encuestas tratan de manipular la opinión pública, haciendo preguntas tales como “¿Apoya usted la democracia o el socialismo?” señala Chávez. “Pero el pueblo no es estúpido. Sólo con el socialismo se puede construír la democracia verdadera”.
Con miles de partidarios sosteniendo pancartas que decían, “¡Sí a la reforma! ¡En camino al socialismo del siglo 21!” las medidas propuestas fueron debatidas por la Asamblea Nacional (AN) el 21 de agosto, inicialmente aceptadas por voto unánime. “Nosotros estamos reformando la constitución para materializar la nación socialista, el estado socialista, la democracia socialista”, dijo el legislador Carlos Escarra, quien ayudó a redactar las reformas.
Después de otro voto en la Asamblea Nacional, las medidas serán presentadas en un referendo nacional popular en diciembre. En preparación para el referendo, la Asamblea Nacional está formando brigadas para facilitar un debate nacional político masivo através del país.
El objectivo es para “activar un debate político nacional y la participación del pueblo en el proceso de las reformas constitucionales, con el fin de fortalecer la conciencia revolucionaria, de estimular la movilización popular, y de garantizar la expresión soberana de la mayoría en la ocasión del referendo”.
Venezuela todavía no es un estado socialista; el proceso revolucionario aun no se termina. Todavía quedan muchos asuntos de resolver. Con cada paso, la Revolución Bolivariana ha movido cautelosamente, reflejando las continuas amenazas del imperialismo estadounidense y sus aliados contrarrevolucionarios.
Pero Chávez y los otros líderes revolucionarios están orientando las políticas estatales y estructurales hacia el poder trabajador.
El capitalismo no es una opción viable para los trabajadores venezolanos. Las nuevas reformas pueden ayudar en hacer que las aspiraciones de millones de venezolanos sean realidad.