ESTAMOS en un período donde los pobres y los trabajadores del mundo están participando en una lucha heróica en contra de la explotación y la guerra imperialista.
En los últimos años, millones de personas se volcaron a las calles para prevenir que Bush y Cheney se lanzaran a una guerra en contra de Irak, pero se dieron cuenta de que esta guerra imperialista tenía el apoyo de ambos partidos políticos del imperialismo en los Estados Unidos, de la prensa corporativa, de las corporaciones y de los bancos.
Las protestas fueron enormes—las manifestaciones mas grandes en contra de la guerra que jamás se hayan visto. El movimiento en contra de la guerra se extendió por todo el globo. Fue una demostración histórica de la unidad de los pueblos de todos los continentes en contra del imperialismo estadounidense. A pesar de todo, la maquinaria de guerra empujó hacia adelante.
Hoy, cientos de miles de iraquíes están muertos. Miles de soldados, trabajadores en uniforme, han sido muertos o heridos, y muchos son enviados diariamente a sus muertes. Políticos de todo tipo prometen “una guerra sin fin”—y es sólo la feroz resistencia del pueblo de Irak a la ocupación del Pentágono que ha retrasado, pero no ha detenido, los planes de nuevas guerras por el imperio.
Si un movimiento de masa de la magnitud del movimiento de los años recientes no ha podido detener una guerra imperialista, entonces ¿que podrá detenerla? ¿Qué parará la próxima guerra? ¿Y la siguiente?
Desde 1945, a cada generación le ha tocado enviar a sus hijos e hijas a invadir tierras extranjeras: Corea, Vietnam, la República Dominicana, Camboya, Laos, el Líbano, Granada, Panamá, Irak, Somalia, Haití, Yugoslavia, Afganistán. Esto no incluye las guerras dirigidas por los EEUU en contra de Cuba, Nicaragua, El Congo, Angola, Mozambique, Colombia, las Filipinas, Venezuela y otros países. Ni tampoco incluyen las dos guerras mundiales interimperialistas de la primera mitad del siglo 20.
Hoy es Irak; mañana serán otros países. El Senado de los EEUU acaba de adoptar unánimemente el nuevo presupuesto militar—$416 mil millones—en preparación para nuevas invasiones, nuevos bombardeos, nuevas ocupaciones, nuevas matanzas. El Pentágono ahora tiene una red de 750 bases militares ubicadas en 130 países—además cuenta con 6,000 bases adentro del territorio de los EEUU.
El Partido Socialismo y Liberación nace de un movimiento en contra de la guerra con la firme convicción de que lo que genera las guerras sin fin, es el mismo capitalismo estadounidense. La solución para detener las “guerras sin fin”—es terminar con el sistema capitalista. Necesitamos una revolución.
EL SOCIALISMO ES LA ÚNICA SOLUCIÓN
Enmascarado bajo el título de economía de libre mercado, el capitalismo de los EEUU ha evolucionado en la forma más centralizada de monopolio capitalista de estado. Los bancos, los monopolios de los medios de comunicación, las corporaciones multinacionales — especialmente los conglomerados de petróleo y energía — y el Pentágono se han unido en un estado de guerra permanente.
Solo hay una solución a la crisis presentada por el capitalismo de monopolio estatal: el socialismo. Para asegurar una paz duradera se requiere la abolición de la dictadura ejercida por la plutocracia y su estado de guerra.
Los reclamos de los pacifistas a la clase dominante de una política exterior “pacífica,” o “amable”, es la peor clase de engaño ofrecida por la social democracia y los oportunistas. Trabajar para elegir un nuevo líder que presida sobre los asuntos de un estado en guerra tendrá cero impacto en reducir las amenazas de guerra. Como escribiera Lenin en 1916, bajo el sistema del imperialismo, la paz es meramente un preludio de la próxima guerra.
Guerras imperialistas como la invasión y ocupación de Irak son guerras para los ricos, para los bancos, para las corporaciones. Los imperialistas se envuelven en la bandera para estimular el chovinismo y el racismo en contra de los países amenazados.
El mensaje de nuestro Partido es que los pueblos trabajadores de los países invadidos no son nuestros enemigos. Si por ejemplo, la resistencia en Irak derrote a las fuerzas de ocupación de los EEUU, el pueblo trabajador de los Estados Unidos no va a perder nada. Cuando el imperialismo de los EEUU fue finalmente derrotado en Vietnam, los trabajadores de los EEUU no perdieron nada.
Hay 130 millones de personas trabajadoras en los Estados Unidos — incluyendo a los trabajadores sin empleo, ejército de reserva de desempleados del capitalismo. Nosotros trabajamos todos los días, produciendo todas las riquezas de la sociedad con nuestro trabajo. Sin embargo, la realidad de los que no son enviados a la guerra es cada día mas desoladora: los bajos salarios, la falta de cuidado de salud, la pobreza creciente, la violencia racial por parte de la policía, el antisindicalismo, el racismo, el sexismo, la discriminación en contra de los homosexuales, las lesbianas, los bisexuales y los transgéneros.
Nuestro Partido ha sido creado para ser un vehículo para la clase trabajadora multinacional en la lucha por la reorganización socialista de la sociedad — una sociedad basada en los intereses de la gran mayoría del pueblo, basada en las necesidades humanas, no en las ganancias privadas. La idea de que los patrones aferrados al estado capitalista puedan ser derrocados por otra vía que no sea la vía revolucionaria es una fantasía utópica.
Hay cientos y miles de organizaciones progresistas que desarrollan un trabajo admirable y esencial, que pelean para aliviar los horrores asociados con la pobreza, la guerra, la explotación, el racismo, el sexismo, la homofobia y otras “realidades” impuestas por el dominio del derecho de la propiedad privada. Pero un partido revolucionario es único en su perspectiva de que la transformación del orden social puede tomar lugar sólo con la reconstrucción revolucionaria de la sociedad.
Mientras que participaremos enérgicamente en todos los movimientos de masa y las organizaciones progresistas, nuestra prioridad es la de construir un partido revolucionario socialista. Todas las experiencias históricas prueban que la creación de un partido revolucionario, formado con probados organizadores, con sus bases en la clase trabajadora, es un factor indispensable en la revolución socialista.
Nos sumamos al análisis del capitalismo y la sociedad de clases iniciada por Carlos Marx y Federico Engels hace 150 años. El Marxismo Revolucionario, en SOCIALISM & LIBERATION August 2004 49 photo: bill hackwell contraste con todas las formas moderadas de interpretación social demócrata del Marxismo, mira el avance de la actual lucha de clases como el único camino para que los trabajadores puedan tomar el poder político y económico que ahora se encuentran en manos de la clase multimillonaria.
LA NECESIDAD DE UN PARTIDO REVOLUCIONARIO
El Marxismo Revolucionario requiere de un partido revolucionario que se desarrolle y prospere. El Marxismo no es una doctrina abstracta sino una guía para la acción. Debe ser constantemente probada a través de la acción y el debate. Sin un partido revolucionario de la clase trabajadora, llegar al socialismo y al comunismo continuará siendo un sueño.
Contrario a la burguesía, cuando esta clase estaba surgiendo pero todavía era una clase oprimida en Europa bajo el feudalismo, la clase trabajadora nunca ha acumulado riquezas en sus manos. Fue la acumulación espontánea de la riqueza en la forma de capital que hizo inevitable el eventual triunfo de la clase capitalista. Pero como Marx mostró, debido al proceso de extraer plusvalía la cual es la base de la riqueza capitalista, la clase trabajadora continuamente se empobrece en relación a su enemigo de clase. El rico, de hecho, se hace cada vez más rico y el pobre se hace cada vez más pobre.
La pequeña clase de grandes dueños de propiedad privada consiguió poder político mientras acumulaba poder económico. La clase trabajadora sólo surge como clase en el escenario histórico cuando alcanza su conciencia de clase revolucionaria—cuando los trabajadores se dan cuenta de que ellos deberían ser el poder político en la sociedad.
La fuerza histórica de la clase trabajadora es su creciente número y su posición estratégica en la sociedad. Pero esos avances, significan solo un potencial de fuerzas, a no ser de que la clase trabajadora sea conciente y se organice. Hoy, la numerosa y diversa clase trabajadora de los EEUU es todavía largamente atomizada y desorganizada. Una revolución no puede tomar lugar sin que una sociedad entre en una crisis revolucionaria, una crisis que mueva las fundaciones del dominio burgués, provocando que una gran parte del pueblo se niegue a continuar y a aceptar las normas de juego.
Como y cuando dicha crisis aparece, está fuera del control tanto de los revolucionarios como de los políticos y generales de la clase dominante. Mas frecuentemente, en los siglos pasados, la guerra ha generado tal crisis. El control que tienen los revolucionarios no es de cuando llegará la crisis, pero que tipo de organización estará preparada cuando llegue la crisis revolucionaria, la cual llegará inevitablemente. ¿Que tan fuerte, multinacional, con cuánta experiencia, que tan numerosa, y que unido estará el partido revolucionario? ¿Que disciplinado estará en las diferentes luchas? ¿Cómo enfrentó los desafíos, especialmente a comienzo de la crisis?
A la pregunta ¿que deben hacer los revolucionarios en tiempos no revolucionarios? la respuesta de Lenin fue la de construir el partido, construir la organización que puede transformar la oportunidad revolucionaria en una victoria revolucionaria. Construir ahora, porque si esperamos será muy tarde. Desde el punto de vista de Lenin, la razón de la existencia del partido desde el principio fue la preparación para una oportunidad revolucionaria.
Preparación quiere decir muchas cosas. Quiere decir estar envuelto en las luchas más críticas del día, en los puntos de conflictos más grandes entre las clases. Quiere decir luchar para alentar al movimiento—que espontáneamente responde a pequeñas crisis de la sociedad capitalista—hacia una perspectiva verdaderamente progresista y revolucionaria. Quiere decir leer y estudiar, absorber las lecciones de las luchas revolucionarias de alrededor del mundo desde la experiencia de los revolucionarios de Asia, África, del Medio Oriente y América Latina, junto con Marx, Engels, Lenin y otros lideres teóricos y prácticos de la clase trabajadora y los pueblos oprimidos.
Preparación quiere decir organizar el partido por la multiplicidad de los desafíos que tendrá que enfrentar. Quiere decir el compromiso de reclutar nuevos cuadros entre los nuevos activistas, y los no tan nuevos, y particularmente entre los trabajadores mas explotados y oprimidos.
La larga y corrosiva historia de esclavitud y racismo en Estados Unidos pone una demanda especial en el partido de la clase trabajadora. En toda nuestra preparación, nos comprometemos a construir unidad en la clase trabajadora poniendo la lucha en contra del racismo como una prioridad central en el trabajo diario del Partido, y el movimiento, y afirmando en la práctica los principios de Lenin del derecho de las naciones a su autodeterminación y el internacionalismo revolucionario de la clase trabajadora. Sólo un partido multinacional puede crear la unidad necesaria para derrotar a la clase capitalista mas poderosa del mundo.
Pero sobre todo, quiere decir el compromiso de llevar adelante la tarea mas importante y mas necesaria de todas—la construcción de un nuevo partido revolucionario de los trabajadores en el corazón del imperialismo del mundo.
Aunque estamos en la primera tarea de la creación de un partido revolucionario, tenemos una larga tradición como líderes y organizadores adentro del movimiento Marxista en los Estados Unidos, así también como en el movimiento en contra de la guerra y el racismo, en el movimiento laboral, y en otros movimientos de masa adentro de los Estados Unidos. Como ex líderes y miembros del Partido Mundo Obrero, defendemos la tradición historica de ese grupo y su misión, particularmente la de su fundador Sam Marcy. A pesar de que creemos que el liderato de Mundo Obrero ya no es capáz de cumplir con esa misión, la consideramos aún una organización progresista con muchos activistas honestos.
El pronóstico de Carlos Marx de hace 150 años era de que el socialismo sería alcanzado primero en las sociedades capitalistas mas avanzadas. O sea, donde las bases materiales para el socialismo sean mas fuertes. El poder destinar racionalmente abundantes recursos para las necesidades de la sociedad sería posible por la posesión pública de los medios de producción.
El pronóstico de Marx fue enmendado por la lucha de clase viviente. Las revoluciones socialistas tomaron lugar en las economías subdesarrolladas donde el sufrimiento humano era mas grande y donde las contradicciones sociales alcanzaron un punto álgido, especialmente como resultado de la guerra. Mientras que la clase trabajadora en esas sociedades derrotó a la clase dominante, se tuvieron que enfrentar a un gran número de obstáculos para lograr el socialismo que resultó directamente por el legado de la economía subdesarrollada, el colonialismo y un mundo dominado por la hostilidad imperialista, sanciones y guerra.
La eventual degeneración y derrota de las revoluciones en la ex Unión Soviética y en Europa del Este, aparte de ser una derrota histórica de los trabajadores en esos países, abrió un período de intensa expansión militar por parte del imperialismo de los EEUU en un intento por monopolizar los nuevos mercados y recursos básicos en su estatus de super poder militar único.
UNA ETAPA NUEVA EN EL RESURGIMIENTO SOCIALISTA
Estamos convencidos de que hemos entrado en una nueva fase. La globalización económica capitalista y su asalto a la clase trabajadora adentro del país se combina con una rápida marcha global de la maquinaria militar de los EEUU para crear nuevas contradicciones de clase que llevarán al resurgimiento del movimiento socialista y el movimiento de los trabajadores adentro de los EEUU.
La mayoría de las personas hoy en el mundo están sufriendo por una depresión económica. La clase dominante de los EEUU está conciente de que cuando la economía capitalista estadounidense atraviese la próxima crisis severa o caída, es posible que se precipite una crisis económica global de proporciones históricas. Bajo esas circunstancias, el dominio del capitalismo deberá confrontar la fase inevitable del desafió del resurgimiento del movimiento por el socialismo. Esa es la orientación de nuestro Partido. El pronóstico de Marx y la teoría de la revolución en el avance de las sociedades capitalistas tendrán validez por el resurgimiento del socialismo revolucionario en el centro mismo del imperialismo.
Al mismo tiempo, mientras apuntamos hacia la revolución en los EEUU, nos levantamos por la defensa de los estados trabajadores existentes, los movimientos de liberación nacional, y por los trabajadoes y los pueblos oprimidos del mundo que son objeto de ataque del imperialismo estadounidense. Solo un partido basado en el internacionalismo de la clase trabajadora puede tener la esperanza de liderar la revolución en los EEUU, la nueva prisión de naciones del Siglo 21.
La magnitud de nuestra tarea será igualada con nuestra determinación de ganar. ¡Trabajadores y oprimidos del mundo, Uníos!
Photo: Bill Hackwell
Una costurera en Hartford, CT.
Photo: Bill Hackwell